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Venciendo la tentación del adulterio

Un mal que no respeta clases sociales, valores, ni principios, sólo llega y arrasa con todo lo que se ha construido en pareja

Ningún argumento es suficiente cuándo se es tentado por el adulterio, aquí ninguna justificación tiene lugar.

El adulterio es el arma más mortífera que un ser humano puede experimentar, pues se mata la confianza, el autoestima y en el peor de los casos el deseo de vivir, además de que se involucra a todos los miembros de la familia, quienes sin quererlo son arrastrados a sufrir las consecuencias.

Vi de cerca en la vida de mi madre, al haber sido víctima de este mal, la mutilación de su deseo por vivir, pues había puesto su confianza en el hombre que amaba, así como la esperanza de mantener una familia.

Cuando hemos vivido de cerca este mal, nos damos cuenta de que no respeta clases sociales, valores, ni principios, sólo viene y arrasa con todo lo que a lo largo de los años una pareja puede construir.

El blanco de esta arma mortífera es sin duda la familia que cae en un caos total. Si Dios no se hace presente, esas ruinas serán difíciles de reconstruir.

El acumulamiento del rencor se extiende a los hijos, afectando su confianza para entablar relaciones saludables con sus futuros cónyuges. La mente puede volar, pero el sentido común permite que todo pensamiento perturbador sea eliminado.

“Cuando ustedes sean tentados a hacer lo malo, no le echen la culpa a Dios, porque él no puede ser tentado, ni tienta a nadie a hacer lo malo”

Santiago 1:13

Overcoming the temptation of adultery

An evil that does not respect social classes, values, or principles; it just comes in and sweeps away everything that has been built as a couple

No argument is sufficient when tempted by adultery; no justification has any place here.

Adultery is the most deadly weapon that a human being can experience because it kills trust, self-esteem, and, in the worst case, the desire to live, besides involving all the members of the family, who are unwittingly dragged to suffer the consequences.

I saw firsthand in the life of my mother, having been a victim of this evil, the mutilation of her desire to live because she had placed her trust in the man she loved, as well as the hope of maintaining a family.

When we have lived closely with this evil, we realize that it does not respect social classes, values, or principles; it just comes and devastates everything that, over the years, a couple can build.

The target of this deadly weapon is undoubtedly the family, which falls into chaos. If God is not present, these ruins will be challenging to rebuild.

The accumulation of resentment extends to the children, affecting their confidence to enter healthy relationships with their future spouses. The mind may fly, but common sense removes all disturbing thoughts.

“When you are tempted to do wrong, do not blame God, for he cannot be tempted, nor does he tempt anyone to do wrong”

James 1:13.

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