En el seno familiar es donde sentamos las bases de una sociedad comprometida y responsable, dispuesta a servir a los demás
Aunque los hijos son una bendición de Dios, el gozo de la maternidad puede empañarse rápidamente cuando hay pilas interminables de ropa y trastes sucios, juguetes regados en cada habitación y zapatos fuera de lugar, sumado a que cada día salir de casa a tiempo es una tarea casi imposible.
Sin embargo, la buena noticia es que, prácticamente sin importar la edad que tengan tus hijos, puedes hacer equipo con ellos y trabajar como familia para beneficio de todos. El trabajo en equipo fortalece los vínculos dentro de la misma, nos ayuda a mejorar los canales de comunicación y la confianza entre los miembros, nos lleva en la misma dirección por un bien común y podemos apoyarnos en las fortalezas de cada uno.
Además, con ello, damos reconocimiento por el trabajo realizado y se es un apoyo en tiempos de dificultad o tristeza. Es ahí donde sentamos las bases de una sociedad más comprometida y responsable, que está dispuesta a servir a los demás.
Nunca es tarde para comenzar
En muchas ocasiones he escuchado a madres quejarse de cómo sus hijos adolescentes se niegan a hacer tareas básicas en el hogar, pero no me sorprende que sea así, pues se espera de ellos algo que nunca se les enseñó desde pequeños. Se hicieron las cosas por ellos y no se asignaron responsabilidades acordes a su edad y ahora se espera que se vuelvan adultos independientes y funcionales.
Esto no va a suceder por arte de magia, requiere de esfuerzo y dedicación, se deben repartir responsabilidades en la familia intencionalmente y desde temprana edad, pero nunca es tarde para comenzar.
Hay varios aspectos básicos para lograr trabajar en equipo con nuestros hijos, el primero es que tenemos que pasar tiempo en familia, es necesario compartir y conocer lo que le gusta a cada uno, así como sus dones y talentos. Debemos entender que se trata de colaborar, no competir, nos podemos complementar unos a otros, no se trata de quién es mejor o quién ayuda más. También tenemos que aprender a compartir y respetar puntos de vista y si hay algún conflicto, que te aseguro habrá, resolverlo con amor.
Otro aspecto muy importante es establecer normas y expectativas; definan los objetivos que como familia desean alcanzar, hagan un rol para cada actividad en la que colaboren todos los miembros de la familia. Si no hay claridad y consistencia en las actividades que cada miembro de la familia debe llevar a cabo como su responsabilidad pronto se olvidarán de ellas y todo volverá a ser como antes. En ocasiones también será necesario definir consecuencias cuando no se cumplen las responsabilidades asignadas.
Recuerda que el hogar debe ser un lugar seguro, de aprendizaje y crecimiento, nuestra labor como madres es preparar a nuestros hijos para la vida y volvernos cada vez menos indispensables, pero toda esta tarea es en vano si Dios no guía nuestros pasos, pon a tu familia en sus manos y serán un gran equipo.
“Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican”
Salmo 127:1
Working teaming up with my children
It is within the family that we lay the foundations for a committed and responsible society, ready to serve others
Although children are a God’s blessing, the joy of motherhood can quickly become tarnished due the endless piles of laundry and dirty dishes, toys strewn in every room and misplaced shoes, plus leaving the house on time every day is an almost impossible task.
However, the good news is that no matter what age your children are, you can team up with them and work as a family for the benefit of everyone. Teamwork strengthens the bonds within the family, helps us improve communication channels and trust between members, leads us in the same direction for the common good, and we can build on each other’s strengths.
In addition, with it, we give recognition for the work done, which is support in times of difficulty or sadness. This is where we lay the foundations for a more committed and responsible society willing to serve others.
It is never too late to start
On many occasions, I have heard mothers complain about how their teenage children refuse to do basic chores at home, but I am not surprised that this is the case because something is expected of them that they were never taught from a young age. Things were done for them, and responsibilities were not assigned according to their age, and now they were expected to become independent, functioning adults.
This will not happen by magic; it requires effort and dedication, and responsibilities must be intentionally distributed in the family from an early age, but there is always time to start.
There are several essential aspects to achieving teamwork with our children; the first is that we have to spend time as a family; it is necessary to share and know what each one likes and their gifts and talents. We must understand that it is about collaboration, not competition; we can complement each other, and it is not about who is better or who helps more. We also have to learn to share and respect points of view, and if there is any conflict, which I assure you there will be, resolve it with love.
Another essential aspect is establishing rules and expectations, defining the goals you want to achieve as a family and making a role for each activity in which all family members collaborate. Suppose there needs to be more clarity and consistency in the activities each family member must carry out as their responsibility. In that case, they will soon forget about them, and everything will return to how it was before. Sometimes it is also necessary to define consequences when the assigned responsibilities are not fulfilled.
Remember that the home should be a safe place of learning and growth, our job as mothers is to prepare our children for life and become less and less indispensable, but all this task is in vain if God does not guide our steps, put your family in his hands, and you will be a great team.
“Unless the Lord builds the house, those who build it labor in vain.”
Psalm 127:1