La construcción de la identidad de las personas inicia desde muy temprana edad cuando poco a poco nos damos cuenta de nuestras características particulares e identificamos nuestra individualidad y pertenencia, también con todo aquello que nuestros padres nos dicen sobre lo que somos y cómo somos.
Se efectúa internamente una elaboración de la identidad con todos los elementos que asimilamos como verdades, tanto las que nosotras mismas reconocemos como los que provienen de los demás.
En el caso de las niñas, esta asimilación va acompañada de factores culturales que intentan definir y programar el autoconcepto de la niña y limitar su misión en la vida como cuidadora únicamente. Lamentablemente durante nuestros primeros años de vida carecemos de la capacidad de filtrar y analizar las declaraciones de los demás sobre nosotros e inclusive hacemos una réplica interna de esas declaraciones.
La identidad debe ser una creación propia en comunión con el Creador. El propósito de Dios en nosotros no depende de nuestro sexo biológico, sino de esa preciosa comunión y de la identidad espiritual que está asignada desde antes de nuestro nacimiento y que sólo podemos entrar en contacto con ella mediante la acción del Espíritu Santo.
Girls and their identity
The construction of a person’s identity begins at a very early age when we gradually become aware of our particular characteristics and identify our individuality and belonging, with everything our parents tell us about what we are and how we are. An elaboration of identity occurs internally with all the elements that we assimilate as truths, those we recognize, and those that come from others. In the case of girls, this assimilation is accompanied by cultural factors that attempt to define and program the girl’s self-concept and limit her mission in life as a caregiver only. Unfortunately, during our early years of life, we cannot filter and analyze others’ statements about us and even make an internal replication of those statements. Identity must be a self-creation in communion with the Creator. God’s purpose in us does not depend on our biological sex but on that precious communion and spiritual identity assigned to us before our birth. We can only come into contact with it through the action of the Holy Spirit.