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Matrimonio

El carácter del padre de familia

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Para ser un buen hombre se deben conocer dos profundos pasajes de la Biblia, los cuales ayudarán a ellos a tomar decisiones con sabiduría

La mejor descripción de lo que ha de ser un hombre como esposo y padre de familia está en la Biblia, el manual de instrucciones del Creador, que da vida y sabiduría.

Este libro sagrado observa dos breves, pero profundos pasajes para tomar principios divinos y ponerlos en acción.

El primero, “De la misma manera deben los esposos amar a sus esposas como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa, se ama a sí mismo”, Efesios 5:28.

Para que lo anterior sea alcanzable y posible es vital aprender a estar sometido a Cristo, como él lo está al Padre eterno, de otra forma es imposible, sobre todo si se deja guiar por sus emociones naturales. Es ese amor natural, aunque efímero, cambiante y hasta apasionado por el deseo carnal, y no por el Espíritu Santo, lo que genera el fruto del amor acompañado de otras virtudes, lo que toda esposa necesita.

El amor de Dios nunca deja de ser, permanece y es fiel.

El segundo pasaje es Efesios 6:4, “Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino más bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el Señor”.

Otro rasgo importante en el carácter del papá es el dominio propio que también es fruto espiritual, el cual ayuda a tener ese control una vez que se nace de nuevo (salvación por gracia) y se recibe de su poder para cambiar la forma errónea de pensar: Así soy yo o así somos… por naturaleza se es inclinado al enojo y cuando éste es crónico y sin control daña mucho a la familia.

Lo más importante es saber que Jesús ayuda en medio de debilidades y tentaciones para crecer y madurar en un carácter que agrade a Dios, su Creador y refleje a Jesús su Salvador.


The character of the father of a family

To be a good man, one must know two profound passages from the Bible, which will help them to make decisions with wisdom.

The best description of what a man should be as a husband and father of a family is in the Bible, the Creator’s instruction manual, which gives life and wisdom.

This sacred book observes two brief but profound passages to take divine principles and put them into action.

The first, “In the same way husbands ought to love their wives as their bodies. He who loves his wife loves himself,” Ephesians 5:28.

For the above to be attainable and possible, it is vital to learn to be submitted to Christ as he is to the eternal Father; otherwise, it is impossible, especially if he allows himself to be guided by his natural emotions. It is that genuine love, although temporary, changing and even passionate by carnal desire, and not by the Holy Spirit, which generates the fruit of love accompanied by other virtues, which every wife needs.

God’s love never ceases to be; it remains and is faithful.

The second passage is Ephesians 6:4, “And you fathers, do not make your children angry, but bring them up with the discipline and instruction the Lord desires.”

Another important trait in the father’s character is self-control, which is also a spiritual fruit that helps to have that control once you are born again (salvation by grace). You receive from his power to change the wrong way of thinking: That’s me, or that’s how we are; by nature, you are inclined to anger, and when it is chronic and uncontrolled, it damages the family a lot.

The most important thing is to know that Jesus helps in weaknesses and temptations to grow and mature in a character that pleases God, your Creator and reflects Jesus, your Savior.

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Matrimonio

Unidos, no en competencia

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Descubre cómo entender y aplicar principios bíblicos puede fortalecer tu relación, desde conocer el lenguaje del amor de tu pareja hasta comprender su temperamento

Una de las cosas que la Biblia nos enseña sobre el matrimonio es que, en esta unión, el hombre y la mujer se convierten en una sola carne (Mateo 19:5). Al vivir juntos, comenzamos a conocer a nuestra pareja tal como es, en las buenas y en las malas. En ocasiones, esto puede ser una fuente de conflicto, pero la realidad es que, a pesar de nuestras diferencias, podemos llegar a complementarnos como pareja. Actualmente, escuchamos constantemente la idea de que hombres y mujeres somos iguales, pero esto está alejado de la verdad bíblica. Si bien tenemos el mismo valor ante Dios como seres humanos, hemos sido diseñados de forma diferente y lo que debemos buscar es complementarnos, no competir, recordando que estamos juntos en este caminar y queremos lo mejor para el otro. El matrimonio no se trata de quién es mejor o se equivoca menos, se trata de cómo ayudarnos a crecer mutuamente.

En este proceso, conocer y comprender el carácter y el temperamento de nuestra pareja es fundamental para alcanzar una relación equilibrada y próspera. Donde uno es débil, el otro le apoya (Eclesiastés 4:10). Uno de los componentes esenciales en esta dinámica es conocer el lenguaje del amor de tu pareja. Gary Chapman, en su libro “Los 5 Lenguajes del Amor”, explica que cada persona tiene una manera preferida de recibir y expresar amor: palabras de afirmación, actos de servicio, recibir regalos, tiempo de calidad y contacto físico. Al identificar y hablar el lenguaje del amor de tu cónyuge, puedes satisfacer sus necesidades emocionales de manera más efectiva, fortaleciendo así el vínculo matrimonial.

Otro factor importante para facilitar la comunicación y la resolución de conflictos, promoviendo una convivencia armoniosa, es entender el temperamento de tu pareja. Ya sea colérico, melancólico, flemático o sanguíneo, conocer su temperamento te permite anticipar sus reacciones y comportamientos. En el libro “Temperamentos controlados por el Espíritu”, Tim Lahaye nos ofrece una semblanza de cada uno, mencionando sus fortalezas y debilidades, así como la manera en que podemos hacer frente a nuestras áreas débiles con la ayuda de la Palabra. Entender el comportamiento de las demás personas desde esta perspectiva te permitirá no solo mejorar tu relación matrimonial, sino también tus demás relaciones interpersonales.

Nuestra meta es llegar a tener el carácter de Cristo, pero en el camino sigamos la instrucción de la Palabra de Dios de amarnos y respetarnos mutuamente, teniendo la voluntad de servir y honrar a nuestra pareja en todas las circunstancias, “siendo humildes, amables y pacientes, soportándonos unos a otros en amor, esforzándonos por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz” (Efesios 4:2-3).


United not in competition

Discover how understanding and applying biblical principles can strengthen your relationship, from knowing your partner’s love language to understanding their temperament.

One of the things the Bible teaches us about marriage is that, in this union, man and woman become one flesh (Matthew 19:5). As we live together, we begin to know our partner as they are, through thick and thin. At times, this can be a source of conflict, but the reality is that, despite our differences, we can complement each other as a couple. Today, we constantly hear the idea that men and women are equal, but this is far from the biblical truth. While we have the same value before God as human beings, we have been designed differently, and what we should seek is to complement each other, not compete, remembering that we are on this journey together and want the best for each other. Marriage is not about who is better or worse but about how to help each other grow.

Knowing and understanding our partner’s character and temperament is critical to achieving a balanced and thriving relationship. Where one is weak, the other supports (Ecclesiastes 4:10). One of the essential components in this dynamic is knowing your partner’s love language. Gary Chapman, in his book “The 5 Love Languages,” explains that each person has a preferred way of receiving and expressing love: words of affirmation, acts of service, receiving gifts, quality time, and physical contact. By identifying and speaking your spouse’s love language, you can meet their emotional needs more effectively, thus strengthening the marital bond.

Understanding your partner’s temperament is another critical factor in facilitating communication and conflict resolution, promoting harmonious coexistence. Knowing their temperament allows you to anticipate their reactions and behaviors, whether choleric, melancholic, phlegmatic, or sanguine. In the book “Temperaments Controlled by the Spirit,” Tim Lahaye gives us a semblance of each, mentioning their strengths and weaknesses and how we can address our weak areas with the help of the Word. Understanding other people’s behavior from this perspective will allow you to improve not only your marriage relationship but also your other interpersonal relationships.

Our goal is to become Christ-like in character, but along the way, let us follow the instruction of God’s Word to love and respect one another, being willing to serve and honor our partner in all circumstances, “being humble, gentle and patient, bearing with one another in love, striving to maintain the unity of the Spirit through the bond of peace” (Ephesians 4:2-3).

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Matrimonio

Sembrando confianza en el matrimonio

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Fomentar la confianza en el matrimonio promueve relaciones sólidas, comunicación abierta y apoyo mutuo

 “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segara. Porque a su tiempo segaremos, sino desmayamos”

Gálatas 6:7b,9b. 

A muchas mujeres nos gustan las plantas y las flores y sabemos cómo sembrarlas.

En lo personal, aunque me gustan mucho las plantas, no soy buena en la siembra ni se me da.

Es muy emocionante cuando preparamos la tierra, la nutrimos o vitaminamos y escogemos esa semilla especial que queremos que en crezca en un futuro como esa bella planta.

Para que esto ocurra tenemos que dedicar tiempo en su cuidado y riego, y hay incluso quienes les cantan y hablan para que florezcan hermosas.

En la siembra, prevalece una ley inmutable: cosechamos lo que sembramos. Este principio se refleja en todas nuestras acciones. Así como sembramos papas y cosechamos papas, nuestras decisiones en el matrimonio determinan nuestras cosechas. La Biblia, en Gálatas 6:7, reafirma este concepto: “Todo lo que el hombre siembre, eso también segará”.

Quiero enfocarme en una hermosa y muy valiosa semilla que podemos sembrar dentro del matrimonio: la confianza.

Podemos definir esta palabra en aquello que nos permite creer en nuestra pareja y que implica tener fe en esa persona.

La confianza es uno de los fundamentos más importantes en la relación conyugal, porque ésta ayudará a que el matrimonio sea sólido y saludable. La confianza en el matrimonio nos permite tener la seguridad de que mi pareja no me fallará, ni yo a él.

Donde hay confianza no se ocultan cosas, como las claves de celulares o tarjetas de banco, tampoco hay errores, ni debilidades, no hay temor a la reacción ni a la crítica de mi pareja. Por consiguiente, habiendo confianza en el matrimonio llegamos a desarrollar una buena y fluida comunicación, en la que podemos admitir nuestros errores y perdonarnos mutuamente porque lo hablamos sin temor a la crítica y señalamiento de mi pareja.

Si yo quiero que esa planta llamada “confianza”, crezca fuerte, entonces debo evitar todo aquello que vaya a afectar su crecimiento, como la falta de honestidad, el no aceptar cuando me equivoco y el estar señalando siempre los errores de mi pareja.

Recordemos siempre lo que dice Gálatas 6:7b,9b. “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segara. Porque a su tiempo segaremos, sino desmayamos”. Tomando lo anterior para concluir puedo decir que, si siembro confianza en mi matrimonio, habrá fruto de confianza en el tiempo de la cosecha.  


Sowing confidence in marriage

Fostering trust in marriage promotes strong relationships, open communication, and mutual support.

 “Whatsoever a man soweth, that shall he also reap. We shall reap in due season we do not faint.”

Galatians 6:7b,9b. 

Many women like plants and flowers, and we know how to plant them.

Although I like plants very much, I could improve at sowing.

It is fascinating when we prepare the soil, nourish or vitaminize it, and choose the special seed we want to grow in the future, such as that beautiful plant.

For this to happen, we have to dedicate time to their care and watering, and there are even those who sing and talk to them so that they bloom beautifully.

An immutable law prevails in sowing: we reap what we sow. This principle is reflected in all our actions. Just as we sow potatoes and reap potatoes, our decisions in marriage determine our harvests. In Galatians 6:7, the Bible reaffirms this concept: “Whatever a man sows, that shall he also reap.”

I want to focus on a beautiful and precious seed we can sow in marriage: trust.

We can define this word as allowing us to believe in our partner and implying faith in that person.

Trust is one of the most essential foundations in the marital relationship because it helps the marriage be solid and healthy. Trust in marriage assures us that our partner will not fail us, nor will we fail him.

Where there is trust, there are no hidden things, such as cell phone passwords or bank cards; there are no mistakes, no weaknesses, and no fear of my partner’s reaction or criticism. Therefore, having trust in marriage, we develop excellent and fluid communication, in which we can admit our mistakes and forgive each other because we talk about it without fear of my partner’s criticism and pointing out.

If I want that plant called “trust” to grow strong, I must avoid everything affecting its growth, such as lack of honesty, not accepting when I am wrong, and always pointing out my partner’s mistakes.

Let us always remember what Galatians 6:7b,9b says: “Whatsoever a man soweth, that shall he also reap. We shall reap in due season if we do not lose heart. Considering the above, if I sow trust in my marriage, there will be the fruit of trust at harvest time. 

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Matrimonio

Venciendo la tentación del adulterio

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Un mal que no respeta clases sociales, valores, ni principios, sólo llega y arrasa con todo lo que se ha construido en pareja

Ningún argumento es suficiente cuándo se es tentado por el adulterio, aquí ninguna justificación tiene lugar.

El adulterio es el arma más mortífera que un ser humano puede experimentar, pues se mata la confianza, el autoestima y en el peor de los casos el deseo de vivir, además de que se involucra a todos los miembros de la familia, quienes sin quererlo son arrastrados a sufrir las consecuencias.

Vi de cerca en la vida de mi madre, al haber sido víctima de este mal, la mutilación de su deseo por vivir, pues había puesto su confianza en el hombre que amaba, así como la esperanza de mantener una familia.

Cuando hemos vivido de cerca este mal, nos damos cuenta de que no respeta clases sociales, valores, ni principios, sólo viene y arrasa con todo lo que a lo largo de los años una pareja puede construir.

El blanco de esta arma mortífera es sin duda la familia que cae en un caos total. Si Dios no se hace presente, esas ruinas serán difíciles de reconstruir.

El acumulamiento del rencor se extiende a los hijos, afectando su confianza para entablar relaciones saludables con sus futuros cónyuges. La mente puede volar, pero el sentido común permite que todo pensamiento perturbador sea eliminado.

“Cuando ustedes sean tentados a hacer lo malo, no le echen la culpa a Dios, porque él no puede ser tentado, ni tienta a nadie a hacer lo malo”

Santiago 1:13

Overcoming the temptation of adultery

An evil that does not respect social classes, values, or principles; it just comes in and sweeps away everything that has been built as a couple

No argument is sufficient when tempted by adultery; no justification has any place here.

Adultery is the most deadly weapon that a human being can experience because it kills trust, self-esteem, and, in the worst case, the desire to live, besides involving all the members of the family, who are unwittingly dragged to suffer the consequences.

I saw firsthand in the life of my mother, having been a victim of this evil, the mutilation of her desire to live because she had placed her trust in the man she loved, as well as the hope of maintaining a family.

When we have lived closely with this evil, we realize that it does not respect social classes, values, or principles; it just comes and devastates everything that, over the years, a couple can build.

The target of this deadly weapon is undoubtedly the family, which falls into chaos. If God is not present, these ruins will be challenging to rebuild.

The accumulation of resentment extends to the children, affecting their confidence to enter healthy relationships with their future spouses. The mind may fly, but common sense removes all disturbing thoughts.

“When you are tempted to do wrong, do not blame God, for he cannot be tempted, nor does he tempt anyone to do wrong”

James 1:13.

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