Ayudemos a las víctimas de violencia sexual a encontrar la paz que les arrebataron
El respeto no se gana, se aplica a conciencia abierta y con toda la moral posible
Cuando alguien es obligado o manipulado a hacer algún acto sexual no deseado, es decir, sin consentimiento, lo llamamos violencia sexual, la cual no tiene género ni edad y puede ocurrirle a un ser querido, a alguien cercano, e incluso a nosotras.
La violencia sexual no siempre es perpetrada por un desconocido, desafortunadamente también debemos cuidarnos de aquellos que son cercanos como padres de familia, tíos, abuelos, hermanos, amigos, novios, etcétera.
Cuando se es víctima, la mayoría del tiempo se vuelve algo tan cotidiano que no se sabe si es realmente un abuso, por lo que casi siempre no se habla de ello y mucho menos se reporta a alguna autoridad, ya sea por vergüenza o por miedo.
Otras razones para que la víctima no busque ayuda es no tener suficientes pruebas para ser creído, además de la desconfianza.
Sin embargo, al momento de buscar esa ayuda, quien la padece se convierte en una sobreviviente, alguien que de igual manera necesita tiempo para poder sobrellevar su evento traumático, tiempo en el que también necesita de nosotros, de nuestra voz, nuestro apoyo y nuestro amor, el cual les hace sentir que no están solos.
Tal vez la realidad choque con nuestros pensamientos y dudas, pero nunca dudes en ayudarlos sin importar quién es el agresor. Apoyemos a cualquier víctima de abuso sexual, llevémosla con una psicológica o restauradora para que su alma y su cuerpo encuentren la paz y la inocencia que les robaron.
Hemos escuchado que el respeto se gana, pero qué hay de ese respeto que merecemos en todo momento, el respeto a nuestra sexualidad.
Cada uno de nosotros como mujeres, niños y hombres merecemos respeto, el cual no se gana, se aplica a conciencia abierta y con toda la moral posible. La victima nunca es la culpable, ya no más violencia sexual en ningún sentido.
No more!
Let’s help victims of sexual violence find the peace that took away from them
Respect is not earned; it is applied with an open conscience and as much morality as possible
When someone is forced or manipulated to perform an unwanted sexual act, that is, without consent, we call it sexual violence, which has no gender or age and can happen to a loved one, to someone close to us, or even to us.
A stranger does not always perpetrate sexual violence; unfortunately, we must also beware of those close to us, such as parents, aunts, uncles, grandparents, siblings, friends, boyfriends, etc.
When you are a victim, it becomes such an everyday occurrence that you do not know if it is abuse, so you almost always do not talk about it, and much less report it to any authority, either out of shame or fear.
Another reason the victim does not seek help is not having enough evidence to be believed and distrust.
However, when seeking help, the victim becomes a survivor, someone who also needs time to cope with their traumatic event, a time in which they also need us, our voice, our support and our love, which makes them feel that they are not alone.
Reality may clash with our thoughts and doubts, but never hesitate to help them no matter who the aggressor is. Let’s support any victim of sexual abuse; let’s take them to a psychologist or restorer so that their soul and body can find the peace and innocence stolen from them.
We heard respect is earned, but what about the respect we deserve because of our sexuality.
Each of us, as women, children and reserves respect, which is not earned; it is applied with an open conscience and with all the morals possible. The victim is never to blame; no more sexual violence.