Algo que hoy se ha hecho habitual, es comparar nuestra manera de desarrollar la maternidad con lo que vemos en las redes sociales, tratando de llenar las expectativas de “madres perfectas”, una ilusión de mujeres con el cuerpo ideal y los hijos brillantes, que logran tener sus casas en completo orden sin cansarse, sin contar que el tiempo les alcanza para todo.
Cuando nos comparamos, terminamos llenas de frustración e impotencia, creyendo que no somos las indicadas, ni suficientes para cumplir con esta labor.
Con la madre ideal, todo es perfecto, pero esto sólo existe en los cuentos, poesía, películas, etcétera. La mayoría de las madres viven en realidad, con los problemas, errores, corazones y sueños rotos. La madre real necesita perdón, gracia y amor.
Necesitamos alimentar nuestros corazones con la verdad de la Palabra de Dios, para que desechemos los modelos “de perfección irreal”, abrazando el diseño divino para el que Dios te ha elegido.
Dejemos que el Espíritu Santo nos vaya guiando en la labor de ser madres, él quiere que lo escuches, y seas ese instrumento de bendición en medio de tu familia.
Si quizá te sientes agotada por tratar de llenar las expectativas de una mamá perfecta, hoy te invito a que vayas al trono de la gracia del Señor para que encuentres el oportuno socorro y sueltes todo ese peso que el mundo quiere poner sobre ti. No necesitas ser la madre perfecta, sé la mamá que tus hijos necesitan y la que Dios te está llamando a ser.
A mom in a real world
Something that has become common today is to compare our way of developing motherhood with what we see on social networks, trying to fulfill the expectations of “perfect mothers”, an illusion of women with the ideal body and brilliant children, who manage to have their homes in complete order without getting tired, not to mention that they have enough time for everything.
When we compare ourselves, we end up full of frustration and impotence, believing that we are not the right ones, nor enough to fulfill this task.
With the ideal mother, everything is perfect, but this only exists in fairy tales, poetry, movies, etcetera. Most mothers live in reality, with problems, mistakes, broken hearts and broken dreams. The real mother needs forgiveness, grace and love.
We need to feed our hearts with the truth of God’s Word, so that we discard the “unreal perfection” models, embracing the divine design for which God has chosen you.
Let the Holy Spirit guide us in the work of being mothers, He wants you to listen to Him, and be that instrument of blessing in the midst of your family.
If perhaps you feel exhausted by trying to fulfill the expectations of a perfect mother, today I invite you to go to the throne of the Lord’s grace so you can find the right help and release all that weight that the world wants to put on you. You don’t need to be the perfect mother, be the mother your children need and the one God is calling you to be.