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Matrimonio

Trabajo y matrimonio

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Con la guía de Dios y algunos sencillos hábitos es posible convivir en pareja

Parece que entre más avanzan los años estamos más llenos de compromisos y responsabilidades. Encontrar un equilibrio entre el trabajo y el matrimonio puede sentirse como caminar por una cuerda floja, pero ¿cómo lograr un equilibrio que nos permita tener éxito en ambas áreas sin perder la paz?

La buena noticia es que, con la guía de Dios y algunos sencillos hábitos, es totalmente posible vivir de manera balanceada.

Lo que tenemos que hacer, en primer lugar, es nunca olvidar que el matrimonio es un regalo de Dios y al igual que cualquier otro obsequio necesita de cuidado y atención. ¡Así que la clave está en tener muy claras las prioridades!

No se trata de elegir entre el trabajo o el matrimonio, sino de encontrar maneras de honrar ambas áreas en sus justas dimensiones, cada cosa en su lugar y a su tiempo. Todo empieza bien cuando pones a Dios en el centro de tu vida. Cuando lo hagas, el Señor te ayudará a ver de manera clara lo que realmente importa y su Espíritu Santo te guiará a tener las respuestas oportunas cada día.

Segundo, comunícate con tu pareja. El matrimonio es de dos, es decir, estamos juntos, así que comparte tus desafíos laborales y escucha los suyos, esto te ayudará a crear un ambiente de apoyo y comprensión mutuos.

El matrimonio no es sólo un tema emocional, sino también consiste en consolidar un equipo que se ayuda a alcanzar sus metas mutuamente.

Por último, establece límites saludables. No es fácil, pero aprender a desconectarte del trabajo para dedicar tiempo de calidad a tu esposo es esencial. Ten la intención clara y consciente de crear momentos importantes como pareja, cenar juntos o tener una conversación honesta antes de dormir hacen una gran diferencia. Dios nos llama a ser fieles en todo lo que hacemos, pero también nos ofrece descanso. Confía en que, con su dirección, encontrarás ese equilibrio perfecto que te permitirá disfrutar de lo mejor de ambos mundos, no olvides ser humilde para que permitas que Dios vaya moldeando tu vida laboral y tu matrimonio.

Recuerda, el equilibrio no es hacer todo perfectamente, sino confiar en que Dios nos ayuda a manejar cada aspecto de nuestra vida con gracia y amor.


Work and marriage

With God’s guidance and some simple habits, it is possible to live together as a couple

It seems like the older we get, the more we are burdened with commitments and responsibilities. Finding a balance between work and marriage can feel like walking a tightrope, but how do you strike a balance that allows you to succeed in both areas without losing your peace?

The good news is that with God’s guidance and a few simple habits, it’s totally possible to live a balanced life.

What we need to do, first, is to never forget that marriage is a gift from God and just like any other gift, it needs care and attention. So, the key is to have very clear priorities!

It’s not about choosing between work or marriage, but about finding ways to honor both areas in their proper dimensions, each thing in its place and in its time. Everything starts well when you put God at the center of your life. When you do, the Lord will help you see clearly what really matters and his Holy Spirit will guide you to have the right answers every day.

Second, communicate with your partner. Marriage is for two, that is, we are together, so share your work challenges and listen to theirs, this will help you create an environment of mutual support and understanding.

Marriage is not just an emotional issue, but also about building a team that helps each other achieve their goals.

Finally, set healthy boundaries. It’s not easy but learning to disconnect from work to dedicate quality time to your husband is essential. Have a clear and conscious intention to create important moments as a couple, having dinner together or having an honest conversation before bed makes a big difference. God calls us to be faithful in everything we do, but He also offers us rest. Trust that, with His guidance, you will find that perfect balance that will allow you to enjoy the best of both worlds. Don’t forget to be humble so that you can allow God to shape your work life and your marriage.

Remember, balance isn’t about doing everything perfectly, but about trusting God to help us handle every aspect of our lives with grace and love.

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Matrimonio

¿El matrimonio perfecto?

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En la reflexión del Fin de Año nos damos cuenta que seguimos de pie, luchando, creyendo y con la mirada fija en el creador del universo

El año está terminando y aquí seguimos, luchando, soñando, visionando y por supuesto peleando juntos por nuestra familia como matrimonio; no podemos negar que hasta este momento Dios nos ha sustentado, bendecido y guardado.

Este 2024 pasaron por nuestra vida viajes, inversiones, servicio a Dios, desafíos con nuestros hijos, enfermedades y muchas otras cosas… también, a veces cosas no muy agradables, pero aprendiendo de cada una de ellas, siendo, además, agradecidos por los triunfos, éxitos y metas alcanzadas.

Realmente no puede haber queja en nuestro corazón, sólo contentamiento, aprendizaje y crecimiento, como individuos y, claro, como matrimonio, pero ¿estaremos listos al 100 por ciento para el año que viene?

Realmente no lo creo, pero sabemos que es mejor descubrirlo entre dos que uno solo, y el diseño del matrimonio es una de las cosas más hermosas creadas por nuestro Dios. Preparados o no, te ánimo mujer visionaria a que veas con mucha fe y estés convencida qué si hemos llegado hasta aquí es porque Dios así lo permitió.

No tenemos el matrimonio perfecto, ideal o ejemplar, pero qué más da, seguimos de pie, luchando, creyendo y con la mirada fija en el creador del universo. Todo es posible si lo creemos, y hoy creo que lo mejor está por venir

Te animo a que empieces a orar con más fervor por tu matrimonio, por tu familia y por cada sueño que quieras alcanzar. ¡Vamos, sí se puede!

Si el 2024 fue bueno, el 2025 tiene que ser mejor.


The perfect marriage?

In the reflection of the End of the Year we realize that we are still standing, fighting, believing and with our gaze fixed on the creator of the universe.

The year is ending and here we are, fighting, dreaming, envisioning and of course fighting together for our family and marriage; we cannot deny that until now God has sustained, blessed and kept us.

In 2024, trips, investments, service to God, challenges with our children, illnesses and many other things have come through our lives… sometimes not very pleasant things, but learning from each one of them, being, in addition, grateful for the triumphs, successes and goals achieved.

There really can be no complaints in our hearts, only contentment, learning and growth, as individuals and, of course, as a marriage, but will we be 100 percent ready for next year?

I really don’t think so, but we know that it is better to discover it together than one person alone, and the design of marriage is one of the most beautiful things created by our God. Ready or not, I encourage you, visionary woman, to see with great faith and be convinced that if we have come this far it is because God has allowed it.

We don’t have the perfect, ideal or exemplary marriage, but what does it matter, we continue standing, fighting, believing and looking at the creator of the universe. Everything is possible if we believe it, and today I believe that the best is yet to come

I encourage you to start praying more fervently for your marriage, for your family and for every dream you want to achieve. Come on, yes you can!

If 2024 was good, 2025 must be better.

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Matrimonio

No todo lo importante es urgente

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Conoce por qué la atención, el cuidado y el respeto mutuo son impostergables en el matrimonio

La difícil tarea de identificar lo importante de lo urgente, es una prioridad en el matrimonio. Es importante atender las necesidades de los hijos, considerando que cada uno de ellos demanda algo diferente, lo cual se puede llevar a cabo sin que demande

todo el tiempo. Esto sólo sera posible, si se forjan disciplinas de orden y responsabilidades y el trabajo se hace en equipo.

Lo urgente es apremiante, inaplazable, impostergable, imperioso y preciso. Literalmente así se ejecuta una acción de prioridad en el matrimonio. La pareja no debe postergar la atención, el cuidado, el respeto mutuo y los detalles que agregan valor a la autoestima de ambas partes del matrimonio.

Ser sensibles a las necesidades emocionales es apremiante en el matrimonio. Cobra vida, fuerza y entusiasmo cuando las necesidades emocionales y físicas son suplidas en el

matrimonio. No se pueden postergar las citas en el cafecito donde le damos vida y sentido a nuestro diario vivir. Quien sabe reconocer lo importante de lo urgente, vive con una sensación de armonía interna que se refleja en todas las acciones del diario vivir, que ni el mas cruel ventarrón puede derrumbar.

Todos deseamos ser admirados, valorados y respetados y cuando en el matrimonio se tiene como prioridad fomentar estas acciones a nuestro respectivo cónyuge día con día sin importar las situaciones que estemos pasando, se levanta un muro de contención que lo protege de las inclemencias del tiempo y de la edad.

La prioridad de un hombre es ser admirado y respetado. La prioridad de una mujer ser valorada y sentirse amada. Las fuerzas del mal no prevalecerán en un matrimonio que sabe separar lo importante de lo urgente. El matrimonio se adorna con joyas de amor, respeto y atención mutua.


Not everything necessary is urgent

Learn why attention, care, and mutual respect cannot be postponed in marriage.

The difficult task of identifying what is essential from what is urgent is a priority in marriage. It is important to attend to the needs of the children, considering that each one of them demands something different, which can be carried out without demanding

all the time. This will only be possible if disciplines of order and responsibilities are forged and the work is done as a team.

The urgent is unpostponable, imperative, and precise. This is literally how a priority action is executed in marriage. The couple should not put off attention, care, mutual respect, and details that add value to the self-esteem of both parties in the marriage.

Being sensitive to emotional needs is compelling in marriage. It comes alive with strength and excitement when emotional and physical needs are met.

It is impossible to postpone the appointments in the coffee shop, where we give life and meaning to our daily lives. Whoever knows how to recognize the importance of urgent lives with a sense of inner harmony that is reflected in all the actions of daily life and that not even the cruelest gale can demolish.

We all want to be admired, valued, and respected, and in marriage, we make it a priority to promote these actions to our respective spouses day by day, regardless of the situations we are going through. We build a retaining wall that protects them from the cruelties of time and age.

A man’s priority is to be admired and respected. A woman’s priority is to be valued and to feel loved. The forces of evil will not prevail in a marriage that knows how to separate the important from the urgent. Marriage is adorned with jewels of love, respect, and mutual attention.

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Matrimonio

Unidos, no en competencia

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Descubre cómo entender y aplicar principios bíblicos puede fortalecer tu relación, desde conocer el lenguaje del amor de tu pareja hasta comprender su temperamento

Una de las cosas que la Biblia nos enseña sobre el matrimonio es que, en esta unión, el hombre y la mujer se convierten en una sola carne (Mateo 19:5). Al vivir juntos, comenzamos a conocer a nuestra pareja tal como es, en las buenas y en las malas. En ocasiones, esto puede ser una fuente de conflicto, pero la realidad es que, a pesar de nuestras diferencias, podemos llegar a complementarnos como pareja. Actualmente, escuchamos constantemente la idea de que hombres y mujeres somos iguales, pero esto está alejado de la verdad bíblica. Si bien tenemos el mismo valor ante Dios como seres humanos, hemos sido diseñados de forma diferente y lo que debemos buscar es complementarnos, no competir, recordando que estamos juntos en este caminar y queremos lo mejor para el otro. El matrimonio no se trata de quién es mejor o se equivoca menos, se trata de cómo ayudarnos a crecer mutuamente.

En este proceso, conocer y comprender el carácter y el temperamento de nuestra pareja es fundamental para alcanzar una relación equilibrada y próspera. Donde uno es débil, el otro le apoya (Eclesiastés 4:10). Uno de los componentes esenciales en esta dinámica es conocer el lenguaje del amor de tu pareja. Gary Chapman, en su libro “Los 5 Lenguajes del Amor”, explica que cada persona tiene una manera preferida de recibir y expresar amor: palabras de afirmación, actos de servicio, recibir regalos, tiempo de calidad y contacto físico. Al identificar y hablar el lenguaje del amor de tu cónyuge, puedes satisfacer sus necesidades emocionales de manera más efectiva, fortaleciendo así el vínculo matrimonial.

Otro factor importante para facilitar la comunicación y la resolución de conflictos, promoviendo una convivencia armoniosa, es entender el temperamento de tu pareja. Ya sea colérico, melancólico, flemático o sanguíneo, conocer su temperamento te permite anticipar sus reacciones y comportamientos. En el libro “Temperamentos controlados por el Espíritu”, Tim Lahaye nos ofrece una semblanza de cada uno, mencionando sus fortalezas y debilidades, así como la manera en que podemos hacer frente a nuestras áreas débiles con la ayuda de la Palabra. Entender el comportamiento de las demás personas desde esta perspectiva te permitirá no solo mejorar tu relación matrimonial, sino también tus demás relaciones interpersonales.

Nuestra meta es llegar a tener el carácter de Cristo, pero en el camino sigamos la instrucción de la Palabra de Dios de amarnos y respetarnos mutuamente, teniendo la voluntad de servir y honrar a nuestra pareja en todas las circunstancias, “siendo humildes, amables y pacientes, soportándonos unos a otros en amor, esforzándonos por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz” (Efesios 4:2-3).


United not in competition

Discover how understanding and applying biblical principles can strengthen your relationship, from knowing your partner’s love language to understanding their temperament.

One of the things the Bible teaches us about marriage is that, in this union, man and woman become one flesh (Matthew 19:5). As we live together, we begin to know our partner as they are, through thick and thin. At times, this can be a source of conflict, but the reality is that, despite our differences, we can complement each other as a couple. Today, we constantly hear the idea that men and women are equal, but this is far from the biblical truth. While we have the same value before God as human beings, we have been designed differently, and what we should seek is to complement each other, not compete, remembering that we are on this journey together and want the best for each other. Marriage is not about who is better or worse but about how to help each other grow.

Knowing and understanding our partner’s character and temperament is critical to achieving a balanced and thriving relationship. Where one is weak, the other supports (Ecclesiastes 4:10). One of the essential components in this dynamic is knowing your partner’s love language. Gary Chapman, in his book “The 5 Love Languages,” explains that each person has a preferred way of receiving and expressing love: words of affirmation, acts of service, receiving gifts, quality time, and physical contact. By identifying and speaking your spouse’s love language, you can meet their emotional needs more effectively, thus strengthening the marital bond.

Understanding your partner’s temperament is another critical factor in facilitating communication and conflict resolution, promoting harmonious coexistence. Knowing their temperament allows you to anticipate their reactions and behaviors, whether choleric, melancholic, phlegmatic, or sanguine. In the book “Temperaments Controlled by the Spirit,” Tim Lahaye gives us a semblance of each, mentioning their strengths and weaknesses and how we can address our weak areas with the help of the Word. Understanding other people’s behavior from this perspective will allow you to improve not only your marriage relationship but also your other interpersonal relationships.

Our goal is to become Christ-like in character, but along the way, let us follow the instruction of God’s Word to love and respect one another, being willing to serve and honor our partner in all circumstances, “being humble, gentle and patient, bearing with one another in love, striving to maintain the unity of the Spirit through the bond of peace” (Ephesians 4:2-3).

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