Cuidar de nuestro templo personal nos dará la energía y vitalidad para cumplir con el llamado de Dios
Hoy en día la cultura del cuidado de nuestro cuerpo se ha vuelto un tema de mucha importancia entre nosotras las mujeres, y te confieso que ¡me encanta!
Hacer ejercicio, comer de forma más saludable, dormir bien, suplementarnos, etcétera, son sólo algunas de las muchas formas en las que podemos abrazar una cultura de cuidado para nuestra salud, sin embargo, hoy quiero llamar tu atención a una verdad que espero inspire tu vida para seguir teniendo el cuidado mencionado.
Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, eso dice la Biblia en 1 Co. 6:19-20, esto quiere decir que el Espíritu de Dios vive en él, ¡tremendo!
La Biblia nos está diciendo que cuidar de nuestro cuerpo está relacionado directamente con nuestra fe, por lo tanto, no podemos creer que se trata sólo de una moda.
A continuación, te comparto el por qué:
Número uno, cuidar nuestro cuerpo es un tema de mayordomía. Como cristianas, creemos que somos mayordomos de todo lo que Dios nos ha dado, incluyendo el cuerpo, esto significa que debemos cuidarlo con la misma diligencia que lo haríamos con cualquier otro regalo del Señor.
En segundo lugar, cuidar de nuestra salud es un tema de fe porque se relaciona con nuestro servicio. Al comer bien, hacer ejercicio y otros, dejamos de lado el egoísmo para prepararnos, servir a Dios y a los demás de forma efectiva.
Una buena salud física nos permite tener la energía y vitalidad para cumplir el llamado de Dios.
Y, por último, cuidar a nuestro cuerpo también es una forma de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos ya que al mantenernos saludables les causamos menos preocupaciones a quienes amamos, estamos en mejores condiciones para ayudarles y ser testimonio del amor del Señor.
En conclusión, cuidar nuestro cuerpo debe ser más que una preocupación superficial, se trata de una expresión de nuestra fe y amor por Dios. Al reconocer que nuestro cuerpo es un templo del Espíritu Santo y una responsabilidad divina, podemos encontrar la motivación para mantenerlo en buena salud y estar preparadas para servir a Dios y amar a nuestro prójimo de la mejor manera posible.
Que este recordatorio nos inspire a cuidar de nuestra salud como una expresión de nuestro compromiso y amor por Jesús.
Responsibility with my body
Taking care of our temple will give us the energy and vitality to fulfill God’s calling
Today, the culture of caring for our bodies has become a crucial topic among us women, and I love it!
Exercising, eating healthier, sleeping well, supplementing, etcetera, are just some of the many ways in which we can embrace a culture of care for our health; however, today, I want to call your attention to a truth that I hope will inspire your life to continue taking care of our bodies.
Our body is the temple of the Holy Spirit, so says the Bible in 1 Cor. 6:19-20; this means that the Spirit of God lives in it, tremendous!
The Bible tells us that taking care of our body is directly related to our faith; therefore, we cannot believe it is just a fad.
Below, I’ll share with you why:
Number one, taking care of our body is a stewardship issue. As Christians, we believe that we are stewards of all that God has given us, including the body, which means we should care for it as diligently as we would any other gift from the Lord.
Secondly, taking care of our health is a matter of faith because it relates to our service. By eating well, exercising, and so forth, we put aside selfishness to prepare ourselves to serve God and others effectively.
Physical health gives us the energy and vitality to fulfill God’s call.
And, finally, taking care of our body is also a way of loving our neighbor as ourselves because by keeping ourselves healthy, we cause fewer worries to those we love; we are in a better position to help them and to be a testimony of the Lord’s love.
In conclusion, taking care of our bodies should be more than a superficial concern; it expresses our faith and love for God. By recognizing that our body is a temple of the Holy Spirit and divine responsibility, we can find the motivation to keep it in good health and be prepared to serve God and love our neighbor to the best of our ability.
May this reminder inspire us to care for our health as an expression of our commitment and love for Jesus.