“Sea el carácter de ustedes sin avaricia, contentos con lo que tienen, porque él mismo ha dicho: NUNCA TE DEJARÉ NI TE DESAMPARARE”
hebreos 13:5
Por: Cambio de Cultura
La sociedad actual es una sociedad de consumo, nos crea estrés de necesidades que en realidad no tenemos. Aprender a tener la actitud correcta frente a lo material nos evitará muchos dolores de cabeza y permitirá disfrutar del camino hacia la libertad financiera.
Añoramos un mejor medio ambiente en el cual vivir, asumimos que logrando esto estaremos contentos, sin embargo, Adán y Eva tenían el medio ambiente perfecto, y ellos no estaban contentos en él. Tenían salud perfecta, un matrimonio perfecto, un jardín perfecto, y comunión diaria con Dios mismo. Aun así, ellos pronto creyeron la mentira de que el Señor no había provisto para todas sus necesidades presentes y futuras para ser felices.
Estar contentos con lo que tenemos es contrario a la naturaleza humana
Si Adán y Eva no estuvieron contentos en el Jardín del Edén, ¿Qué podemos esperar de todos nosotros? Si nos apartamos del entendimiento espiritual que viene de Dios no podremos experimentar la actitud que tenía Pablo cuando dijo, “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4:11).
El contentamiento llega cuando nos damos cuenta de que lo que realmente necesitamos es a Dios y que él nunca nos dejará. Podemos estar satisfechos en él, al saber que es el proveedor de todas nuestras necesidades físicas y espirituales.
Distinguir entre necesidades y deseos
Hay pocas cosas en la vida que realmente son necesarias. De hecho, Dios identifica sólo dos: comida y vestido. “Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1 Timoteo 6:8). Si no estamos contentos con estas dos cosas básicas: comida y vestido, nunca estaremos contentos, no importando cuántas cosas tengamos.
Dios ha prometido proveer para nuestras necesidades, sin embargo, no nos ha asegurado que obtendremos todo lo que queramos. Tenemos la tendencia de gastar nuestros recursos en nuestros deseos y después nos preocupamos por nuestras necesidades.
El contentamiento llega cuando nos damos cuenta de que tenemos todo lo necesario para ser felices, y que no implica cosas materiales. Es poner nuestros afectos en tesoros eternos en lugar de posesiones temporales.
Tres claves para estar contentos
1. Controla tus deseos
Los deseos que persigas moldearán la clase de persona que deseas ser. Controla los deseos de poca trascendencia para que inviertas tu tiempo, energía y recursos en lo que es verdaderamente importante lo que necesitas para ser feliz.
2. Disfruta lo que tienes y no te compares
No nos damos cuenta de lo mucho que tenemos hasta que perdemos todo lo que creíamos que era necesario. Siéntete agradecida de lo que tienes en lugar de compararte con otros. Disfruta aquellas cosas que ni el tiempo ni las ruinas financieras pueden llevarse.
3. Aprecia lo que eres
La felicidad nunca se encuentra deseando ser lo que no puedes ser, sino en apreciar lo que eres y lo que puedes llegar a ser. El reconocer lo que eres no te limita a ser todo lo que puedes ser. Apreciar tu potencial significa que te esfuerzas en desarrollarlo.
Do I really need it?
Let your character be without greed, content with what you have, because He Himself has said: “I WILL NEVER LEAVE YOU NOR FORSAKE YOU,”.
Hebrews 13: 5
By: Cambio de Cultura
Today’s society is a consumer society, it creates stress in us with needs that we do not really have. Learning to have the correct attitude towards material goods will save us many headaches and will allow us to enjoy the path to financial freedom.
We yearn for a better environment in which to live, we assume that achieving this we will be happy, however, Adam and Eve had the perfect environment, and they were not happy in it. They had perfect health, a perfect marriage, a perfect garden, and daily fellowship with God Himself, yet they soon believed the lie that God had not provided for all their present and future needs to be happy.
Being happy with what we have is contrary to human nature
If Adam and Eve were not happy in the Garden of Eden, what can we expect from all of us? If we turn away from the spiritual understanding that comes from God, we will not be able to experience the attitude that Paul had when he said, “I am not saying this because I have a shortage, for I have learned to be content, whatever my situation.” (Philippians 4:11).
Contentment comes when we realize that what we really need is God and that He will never leave us. We can be satisfied in Him, knowing that He is the provider of all our physical and spiritual needs.
Distinguish between Needs and Wants
There are few things in life that are necessary. In fact, God identifies only two: food and clothing. “So, having sustenance and shelter, let’s be happy with this.” (1 Timothy 6: 8). If we are not happy with these two basic things: food and clothing, we will never be happy, no matter how many things we have.
God has promised to provide for our needs, yet He has not assured us that we will get whatever we want. We tend to spend our resources on our “wants” and then worry about our needs.
Contentment comes when we realize that we have everything we need to be happy, and that it does not involve material things. It is putting our affections in eternal treasures instead of temporary possessions.
Three keys to be happy
- Control your desires: The desires you pursue will shape the kind of person you want to be. Control small wishes so that you invest your time, energy, and resources in what is enormously important and what you need to be happy.
- Enjoy what you have and do not compare yourself: We do not realize how much we have until we lose everything, we thought was necessary. Be grateful for what you have instead of comparing yourself to others. Enjoy those things that neither time nor financial ruin can take away.
- Appreciate what you are: Happiness is never found by wanting to be what you cannot be, but in appreciating what you are and what you can become. Recognizing what you are does not limit you to being all that you can be. Appreciating your potential means that you work hard to develop it.