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Padres de corazón

Erika y Édgar Curioca hacen realidad el sueño de ser padres una vez más gracias al programa Familias Lightshine

Tras 24 años de casados, dos hijos de 23 y 20 años, y una vida tranquila, el matrimonio de Erika Valenzuela y Édgar Curioca decidió volver al ajetreado tiempo de ser padres, pero esta vez de manera temporal y bajo las condiciones de Familias LightShine.

Familias LightShine es un programa que tiene como finalidad restituir el derecho a vivir en familia de niñas, niños y adolescentes en condición de vulnerabilidad, mismos que son separados de sus cuidadores primarios quienes enfrentan alguna situación legal, en este lapso los menores deben ser llevarlos a albergues, refugios o centros de acogimiento.

Sin embargo, LightShine se encarga de capacitar a padres temporales para recibir a alguno de estos menores en su casa, donde se encargarán de proveerles alimento, techo y educación, mientras son restituidos a sus hogares reales.

Precisamente tras conocer los beneficios de Familias LightShine, es que los Curioca Valenzuela decidieron acercarse a la organización y aplicar para ser parte del programa, pues desde mucho tiempo antes tenían el deseo de volver a ser padres.

Su idea principal era la adopción, por lo que primero se acercaron al DIF, institución de la que nunca recibieron respuesta, sin embargo, al ser un tema abierto dentro de la familia, la hermana de Erika les compartió una nota que había leído en un medio de comunicación local, donde hablaban de esta nueva modalidad, que no sólo les permitiría ser padres de un niño sino de varios de ellos.

Tras lo anterior, Erika y Édgar no dudaron en hablar a los teléfonos que aparecían en la nota. “En cuando nos platicaron del programa nos enamoramos de él”, comparte la mamá.

Así que luego de aprobar las entrevistas y acudir a las capacitaciones, el primero en llegar a la casa de la familia Curioca Valenzuela fue un niño migrante de 8 años, hondureño, cuyo sueño era poder reencontrarse con su madre y su hermanito, quienes lo esperaban en Florida.

El pequeño, quien había vivido una dura travesía, permaneció con ellos durante tres meses, tiempo suficiente para que los contagiara de su energía y les enseñara acerca de una cultura totalmente desconocida para el matrimonio, así como de sus dos hijos.

“Nos vino a cambia la dinámica familiar”, comenta Édgar, quien agrega que el pequeño siempre estaba dispuesto a ayudar y hasta les enseñó a preparar algunos platillos típicos de su país natal.

“Con él fue un sube y baja de emociones, vivimos muchas experiencias muy gratas, muchas experiencias de amor, fue mucha su entrega y nosotros también con él”, menciona Erika.

La despedida

Y aunque sólo fueron tres meses, el pequeño viajero logró ganarse el corazón de los juarenses, por lo que la despedida fue muy difícil y emotiva.

La hora de decir adiós al niño de entonces ya 9 años, ocurrió luego de que recibieran la llamada de la trabajadora social de la organización, quien pidió reunirse con ellos de inmediato, en ese encuentro les notificaron que el menor por fin podría alcanzar a su mamá en Estados Unidos, donde le esperaría una vida diferente.

Tras la noticia, regresaron a casa para preparar la maleta además de un álbum con las fotografías que a lo largo de su estancia con los Curioca se había tomado, esa última noche recordaron los buenos momentos y cenaron la comida favorita del pequeño, quien al día siguiente debía dejarlos.

“Había mucha conexión con él como que luego luego nos vinculamos, era un niño con muchas características de nuestra familia”, recuerda la madre.

La conexión fue tan grande que al día hoy mantienen contacto con él, pues este último se encargó de localizarlos gracias a las redes sociales. “nos llena de emoción mantener el contacto con él”, dice Erika.

Segunda oportunidad

“Cuando creíamos que nuestro trabajo había terminado”, dice entre risas ella, recibieron una llamada en la que les requerían su ayuda de nuevo.

Un niño totalmente diferente, tranquilo y ensimismado de apenas 10 años de edad llegó a su casa, en la cual ha estado durante ya un año.

El menor, retirado de su entorno por problemas familiares, tuvo un comienzo más difícil, por lo que la pareja cambió la estrategia que habían implementado en su experiencia anterior, lo primero que hicieron fue subir el nivel de alerta, pues ahora además tenían que lidiar con la situación de salud del menor, así como que proviene de una familia local.

Sin embargo, han sabido acoplarse increíblemente, tanto que el menor y su “papá” Édgar salen de casa juntos todos los días para cumplir con sus actividades escolares y de trabajo, respectivamente, lo cual ha creado un lazo importante entre los dos.

También han viajado como familia, siendo en una de estas salidas que el niño pudo conocer más sobre uno de sus grandes intereses, los dinosaurios, pues juntos visitaron el Museo de Paleontología de la ciudad de Delicias, Chihuahua.

Y así como esa experiencia, los Curioca Valenzuela recuerdan muchas otras, tanto con el primer hijo temporal como con el que hoy habita en su hogar, “el programa es una bendición… Ha valido la pena”, dice satisfecho y lleno de emoción Édgar, quien vive esta situación como una nueva oportunidad para hacer las cosas distintas a cuando se enfrentó a la paternidad por primera vez, ahora consciente que al haber tenido a sus hijos muy joven hubo algunas cosas que pudo haber hecho diferente.

Por lo pronto espera que al leer esta entrevista otras parejas se interesen en ser parte de las Familias LightShine, así como ellos cuando abrieron el link que la hermana de Erika les envió y con el cual pudieron hacer realidad su sueño de ser padres de nuevo.

Si usted está interesado en ser parte del programa, puede ponerse en contacto a través de las páginas de Facebook e Instagram: Familia LightShine, o hablar por teléfono a los números 656-263-4035 y 656-242-2336.


Parents at heart

Erika and Edgar Curioca realize the dream of being parents once again thanks to the Families Lightshine program

After 24 years of marriage, two children ages 23 and 20, and a quiet life, the union of Erika Valenzuela and Edgar Curioca decided to return to the hectic time of being parents, but this time temporarily and under the conditions of LightShine Families.

Familias LightShine is a program that aims to restore the right to live in a family for children and adolescents in vulnerable conditions who are separated from their primary caregivers who are facing some legal situation. The children must be taken to shelters, refuges or foster care centers during this time.

However, LightShine is in charge of training temporary parents to receive some of these minors in their homes, where they will provide them with food, shelter and education while returning to their natural homes.

After learning about the benefits of LightShine Families, the Curioca Valenzuelas approached the organization and applied to be part of the program since they had wanted to become parents again for a long time.

Their main idea was adoption, so they first approached the DIF, an institution from which they never received a response; however, being an open topic within the family, Erika’s sister shared with them a note she had read in a local media, where they talked about this new modality, which would not only allow them to be parents of one child but of several of them.

After this, Erika and Edgar did not hesitate to call the telephone numbers in the article. “When they told us about the program, we fell in love with it,” shares the mother.

So after passing the interviews and attending the training, the first to arrive at the Curioca Valenzuela family’s home was an 8-year-old Honduran migrant boy whose dream was to be reunited with his mother and brother, who were waiting for him in Florida.

The little boy, who had lived a challenging journey, stayed with them for three months, enough time for him to infect them with his energy and teach them about a culture unknown to the couple and their two children.

“He came to change the family dynamic,” says Edgar, who adds that the little boy was always willing to help and even taught them how to prepare some typical dishes from his native country.

“With him, it was an up and down of emotions; we lived many delightful experiences, many experiences of love; he was very dedicated, and so were we with him,” says Erika.

The farewell

And although it was only three months, the little traveler managed to win the hearts of the people of Juarez, so the farewell was tough and emotional.

The time to say goodbye to the boy, then nine years old, came after they received a call from the social worker of the organization, who asked to meet with them immediately; in that meeting, they were notified that the child could finally reach his mother in the United States, where a different life would be waiting for him.

After the news, they returned home to prepare the suitcase and an album with the photographs he had taken during his stay with them. That last night they remembered the good times and had dinner with the little boy’s favorite food, who had to leave them the next day.

“There was a lot of connection with him as we later bonded; he was a child with many characteristics of our family,” recalls the mother.

The connection was so great that they maintain contact with him to this day, as the latter was in charge of locating them thanks to social networks. “It fills us with emotion to keep in touch with him,” says Erika.

Second chance

“When we thought our work was over,” she says with a laugh, they received a call asking for their help again.

A different, quiet and self-absorbed 10-year-old boy arrived at their home, where he has been for a year now.

The child, withdrawn from his environment due to family problems, had a more difficult start, so the couple changed the strategy they had implemented in their previous experience; the first thing they did was to raise the alert level because now they also had to deal with the child’s health situation, as well as the fact that he comes from a local family.

However, they have been able to get along incredibly well, so much so that the child and his “dad,” Edgar, leave the house together daily to fulfill their school and work activities, respectively, creating an essential bond between the two.

They have also traveled as a family; in one of these outings, the child learned more about one of his significant interests, dinosaurs, as together they visited the Museum of Paleontology in Delicias, Chihuahua.

And just like that experience, the Curioca Valenzuelas remember many others, both with their first temporary child and with the one that now lives in their home, “the program is a blessing… It has been worth it”, says Edgar, who is satisfied and full of emotion, and who lives this situation as a new opportunity to do things differently than when he faced fatherhood for the first time, now aware that having had his children very young there were some things he could have done differently.

For now, he hopes that by reading this interview, other couples will be interested in being part of LightShine Families, as they were when they opened the link that Erika’s sister sent them and with which they could make their dream of being parents come true again.

If you are interested in being part of the program, you can get in touch through the Facebook and Instagram pages: LightShine Family or talk by phone at 656-263-4035 and 656-242-2336.

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