Matrimonio
Malos hábitos de la pareja
Publicado
2 años antesel
Convierte las malas acciones que debilitan tu matrimonio en buenas costumbres que ayuden en el vivir diario
El conocer sobre cualquier tema referente al matrimonio es importante, ya que como pareja siempre estaremos en el proceso de aprendizaje. Siempre será bueno que leamos, escuchemos o veamos temas relacionados a cómo estar mejorando y enriqueciendo nuestra relación.
En este artículo tocaremos un punto muy importante y cotidiano en los matrimonios, los malos hábitos en la pareja.
Primero expliquemos que un hábito, es una acción que repetimos frecuentemente, la cual puede ser una costumbre, una actitud, una conducta o el comportamiento que realizamos voluntariamente.
Los hábitos los adquirimos con la repetición, hasta que los hacemos nuestros en el diario vivir, estos pueden ser buenos o malos y llegan a afectar la salud en lo físico, mental, emocional y lo social.
Al llegar al matrimonio cada uno ya tenía sus propios hábitos y al pasar el tiempo se van adquiriendo otros de manera conjunta.
Algunos de esos malos hábitos en la pareja son descuidar nuestro régimen alimenticio como pareja, dejar de ser detallista el uno al otro, dormir a destiempo, es decir, irse a dormir en diferentes horas como pareja y faltarse al respeto al hablarse con sarcasmo.
También lo son ya no interesarse por las situaciones cotidianas de la pareja, no comunicarse correctamente, dejar de dar las gracias al recibir algún beneficio del otro, hablar mal de él o ella, dormir a altas horas de la noche por estar viendo la televisión, computadora o celular, dejar de dar muestras de amor, hacer la ley del hielo cuando nos enojamos y caer en la rutina, entre muchos otros.
Más a fondo
Quiero explicar un poco más algunas cosas no mencionadas en la anterior lista, por ejemplo, la tecnología ha dejado muchos avances en las comunicaciones, pero hablando de malos hábitos en la pareja no ha sido tan buena.
Algunos matrimonios debido a sus tiempos de trabajo sólo tienen una oportunidad al día de sentarse a comer juntos, por lo general es en la cena, y este tiempo es tan desaprovechado por el mal hábito de sentarse a la mesa con el celular para estarlo revisando a cada momento.
El tiempo de la comida o cena puede ser un excelente momento para platicar temas de interés de ambos, pero llega a ser tan desaprovechado por permitir que el celular también se siente con nosotros.
Otro mal hábito relacionado con el tiempo de comida es cuando cada uno toma su plato y se va a su sillón a ver la televisión, sumergidos en sus propios pensamientos, dejando de ser el tiempo de comer un buen tiempo para platicar.
Podemos mencionar otro mal hábito, comunicarnos con nuestra pareja sólo por mensajes de WhatsApp y no tomarnos el tiempo de hacer una llamada durante el día para saludarle o saber cómo se encuentra, aunado a que los mensajes únicamente son emojis o pequeñas frases, dejando a un lado el enviar un bello pensamiento que le haga sentir que pienso en él o ella durante el día.
¿Cuáles son sus malos hábitos para ustedes como pareja? ¿cómo podríamos ir quitando esos malos hábitos en nuestra relación matrimonial? Lo primero está en reconocer y aceptar que estamos mal al realizarlos y que muy probablemente nos traerán consecuencias. Si estos malos hábitos fueron adquiridos a base de repetición pues hagamos lo contrario hasta que se vuelvan un buen hábito, como el realizar actividades que los sustituyan. Como pareja debemos apoyarnos para ir dejándolos juntos, motivándolos uno al otro y no reprochado si llegamos a fallar en no cumplirlo. Podemos ir haciendo acuerdos que nos ayuden a ir cambiando uno a uno costumbres, el platicar de los avances que vamos teniendo nos motivará para seguir adelante.
Pero sin duda algo que nos ayudará mucho como pareja en el cambio de hábitos, es ir a Dios, orar juntos pidiendo la ayuda y dirección del Señor en nuestras vidas, él nos dará esa ayuda de transformación de hábitos.
Recuerda, platica con Dios y con tu pareja de lo que es mejor para sus vidas en cuestión de hábitos.
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”
Romanos 12:2
Bad habits of the couple
Convert the wrong actions that weaken your marriage into good habits that help the daily living.
It is essential to learn about any topic related to marriage since, as a couple, we will always be in the process of learning. It will always be good to read, listen or watch topics related to how to improve and enrich our relationship.
In this article, we will touch on an essential and daily point in marriages, the bad habits of the couple.
First, let’s explain that a habit is an action that we frequently repeat, a pattern, an attitude, conduct or behavior that we perform voluntarily.
Habits are acquired with repetition until we make them ours in our daily lives; these can be good or bad and affect our physical, mental, emotional, and social health.
When we get married, each of us already has our habits, and as time goes by, we acquire others together.
Some of these bad habits are neglecting our diet as a couple, stopping being detailed to each other, sleeping at the wrong time, that is to say, going to sleep at different times as a couple, and disrespecting each other by speaking sarcastically to each other.
So are not being interested in the couple’s daily situations, not communicating correctly, not saying thank you when you receive a benefit from the other, talking badly about them, sleeping late at night because you are watching TV, computer or cell phone, not showing love, making the law of ice when we get angry and falling into a routine, among many others.
More in-depth
I want to explain a little more about some things not mentioned in the previous list; for example, technology has left many advances in communications, but talking about bad habits in the couple has not been so good.
Some married couples, due to their work times, only have one opportunity a day to sit down to eat together; usually, it is at dinner, and this time is so wasted by the bad habit of sitting at the table with a cell phone to be checking it at every moment.
Lunch or dinner time can be an excellent time to talk about topics of interest to both of us, but it becomes so wasted by allowing the cell phone to sit with us.
Another bad habit related to mealtime is when everyone takes their plate and goes to their couch to watch TV, immersed in their thoughts, leaving mealtime an excellent time to talk.
We can mention another horrible habit, communicating with our partner only by WhatsApp messages and not taking the time to make a call during the day to say hello or know how they are, added to the fact that the messages are only emojis or small phrases, leaving aside sending a beautiful thought that makes them feel that I think of them during the day.
What are your bad habits for you as a couple? How can we eliminate these bad habits in our marital relationship? The first thing is to recognize and accept that we are doing them wrong and that they will most likely have consequences. If these bad habits were acquired through repetition, let’s do the opposite until they become a good habit, such as doing activities that replace them. As a couple, we should support each other to leave them together, motivating each other and not reproached if we fail to comply. We can make agreements that help us change habits one by one; talking about our progress will motivate us to move forward.
But undoubtedly, something that will help us as a couple change our habits is to go to God, pray together, and ask for the Lord’s help and direction in our lives; he will give us that help to transform our habits.
Remember, talk to God and your partner about what is best for your lives in terms of habits.
“And be not conformed to this world: but be ye transformed by the renewing of your mind, that ye may prove what that good is, and acceptable, and perfect, will of God.”
Romans 12:2
Descubre cómo entender y aplicar principios bíblicos puede fortalecer tu relación, desde conocer el lenguaje del amor de tu pareja hasta comprender su temperamento
Una de las cosas que la Biblia nos enseña sobre el matrimonio es que, en esta unión, el hombre y la mujer se convierten en una sola carne (Mateo 19:5). Al vivir juntos, comenzamos a conocer a nuestra pareja tal como es, en las buenas y en las malas. En ocasiones, esto puede ser una fuente de conflicto, pero la realidad es que, a pesar de nuestras diferencias, podemos llegar a complementarnos como pareja. Actualmente, escuchamos constantemente la idea de que hombres y mujeres somos iguales, pero esto está alejado de la verdad bíblica. Si bien tenemos el mismo valor ante Dios como seres humanos, hemos sido diseñados de forma diferente y lo que debemos buscar es complementarnos, no competir, recordando que estamos juntos en este caminar y queremos lo mejor para el otro. El matrimonio no se trata de quién es mejor o se equivoca menos, se trata de cómo ayudarnos a crecer mutuamente.
En este proceso, conocer y comprender el carácter y el temperamento de nuestra pareja es fundamental para alcanzar una relación equilibrada y próspera. Donde uno es débil, el otro le apoya (Eclesiastés 4:10). Uno de los componentes esenciales en esta dinámica es conocer el lenguaje del amor de tu pareja. Gary Chapman, en su libro “Los 5 Lenguajes del Amor”, explica que cada persona tiene una manera preferida de recibir y expresar amor: palabras de afirmación, actos de servicio, recibir regalos, tiempo de calidad y contacto físico. Al identificar y hablar el lenguaje del amor de tu cónyuge, puedes satisfacer sus necesidades emocionales de manera más efectiva, fortaleciendo así el vínculo matrimonial.
Otro factor importante para facilitar la comunicación y la resolución de conflictos, promoviendo una convivencia armoniosa, es entender el temperamento de tu pareja. Ya sea colérico, melancólico, flemático o sanguíneo, conocer su temperamento te permite anticipar sus reacciones y comportamientos. En el libro “Temperamentos controlados por el Espíritu”, Tim Lahaye nos ofrece una semblanza de cada uno, mencionando sus fortalezas y debilidades, así como la manera en que podemos hacer frente a nuestras áreas débiles con la ayuda de la Palabra. Entender el comportamiento de las demás personas desde esta perspectiva te permitirá no solo mejorar tu relación matrimonial, sino también tus demás relaciones interpersonales.
Nuestra meta es llegar a tener el carácter de Cristo, pero en el camino sigamos la instrucción de la Palabra de Dios de amarnos y respetarnos mutuamente, teniendo la voluntad de servir y honrar a nuestra pareja en todas las circunstancias, “siendo humildes, amables y pacientes, soportándonos unos a otros en amor, esforzándonos por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz” (Efesios 4:2-3).
United not in competition
Discover how understanding and applying biblical principles can strengthen your relationship, from knowing your partner’s love language to understanding their temperament.
One of the things the Bible teaches us about marriage is that, in this union, man and woman become one flesh (Matthew 19:5). As we live together, we begin to know our partner as they are, through thick and thin. At times, this can be a source of conflict, but the reality is that, despite our differences, we can complement each other as a couple. Today, we constantly hear the idea that men and women are equal, but this is far from the biblical truth. While we have the same value before God as human beings, we have been designed differently, and what we should seek is to complement each other, not compete, remembering that we are on this journey together and want the best for each other. Marriage is not about who is better or worse but about how to help each other grow.
Knowing and understanding our partner’s character and temperament is critical to achieving a balanced and thriving relationship. Where one is weak, the other supports (Ecclesiastes 4:10). One of the essential components in this dynamic is knowing your partner’s love language. Gary Chapman, in his book “The 5 Love Languages,” explains that each person has a preferred way of receiving and expressing love: words of affirmation, acts of service, receiving gifts, quality time, and physical contact. By identifying and speaking your spouse’s love language, you can meet their emotional needs more effectively, thus strengthening the marital bond.
Understanding your partner’s temperament is another critical factor in facilitating communication and conflict resolution, promoting harmonious coexistence. Knowing their temperament allows you to anticipate their reactions and behaviors, whether choleric, melancholic, phlegmatic, or sanguine. In the book “Temperaments Controlled by the Spirit,” Tim Lahaye gives us a semblance of each, mentioning their strengths and weaknesses and how we can address our weak areas with the help of the Word. Understanding other people’s behavior from this perspective will allow you to improve not only your marriage relationship but also your other interpersonal relationships.
Our goal is to become Christ-like in character, but along the way, let us follow the instruction of God’s Word to love and respect one another, being willing to serve and honor our partner in all circumstances, “being humble, gentle and patient, bearing with one another in love, striving to maintain the unity of the Spirit through the bond of peace” (Ephesians 4:2-3).
Fomentar la confianza en el matrimonio promueve relaciones sólidas, comunicación abierta y apoyo mutuo
“Todo lo que el hombre sembrare, eso también segara. Porque a su tiempo segaremos, sino desmayamos”
Gálatas 6:7b,9b.
A muchas mujeres nos gustan las plantas y las flores y sabemos cómo sembrarlas.
En lo personal, aunque me gustan mucho las plantas, no soy buena en la siembra ni se me da.
Es muy emocionante cuando preparamos la tierra, la nutrimos o vitaminamos y escogemos esa semilla especial que queremos que en crezca en un futuro como esa bella planta.
Para que esto ocurra tenemos que dedicar tiempo en su cuidado y riego, y hay incluso quienes les cantan y hablan para que florezcan hermosas.
En la siembra, prevalece una ley inmutable: cosechamos lo que sembramos. Este principio se refleja en todas nuestras acciones. Así como sembramos papas y cosechamos papas, nuestras decisiones en el matrimonio determinan nuestras cosechas. La Biblia, en Gálatas 6:7, reafirma este concepto: “Todo lo que el hombre siembre, eso también segará”.
Quiero enfocarme en una hermosa y muy valiosa semilla que podemos sembrar dentro del matrimonio: la confianza.
Podemos definir esta palabra en aquello que nos permite creer en nuestra pareja y que implica tener fe en esa persona.
La confianza es uno de los fundamentos más importantes en la relación conyugal, porque ésta ayudará a que el matrimonio sea sólido y saludable. La confianza en el matrimonio nos permite tener la seguridad de que mi pareja no me fallará, ni yo a él.
Donde hay confianza no se ocultan cosas, como las claves de celulares o tarjetas de banco, tampoco hay errores, ni debilidades, no hay temor a la reacción ni a la crítica de mi pareja. Por consiguiente, habiendo confianza en el matrimonio llegamos a desarrollar una buena y fluida comunicación, en la que podemos admitir nuestros errores y perdonarnos mutuamente porque lo hablamos sin temor a la crítica y señalamiento de mi pareja.
Si yo quiero que esa planta llamada “confianza”, crezca fuerte, entonces debo evitar todo aquello que vaya a afectar su crecimiento, como la falta de honestidad, el no aceptar cuando me equivoco y el estar señalando siempre los errores de mi pareja.
Recordemos siempre lo que dice Gálatas 6:7b,9b. “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segara. Porque a su tiempo segaremos, sino desmayamos”. Tomando lo anterior para concluir puedo decir que, si siembro confianza en mi matrimonio, habrá fruto de confianza en el tiempo de la cosecha.
Sowing confidence in marriage
Fostering trust in marriage promotes strong relationships, open communication, and mutual support.
“Whatsoever a man soweth, that shall he also reap. We shall reap in due season we do not faint.”
Galatians 6:7b,9b.
Many women like plants and flowers, and we know how to plant them.
Although I like plants very much, I could improve at sowing.
It is fascinating when we prepare the soil, nourish or vitaminize it, and choose the special seed we want to grow in the future, such as that beautiful plant.
For this to happen, we have to dedicate time to their care and watering, and there are even those who sing and talk to them so that they bloom beautifully.
An immutable law prevails in sowing: we reap what we sow. This principle is reflected in all our actions. Just as we sow potatoes and reap potatoes, our decisions in marriage determine our harvests. In Galatians 6:7, the Bible reaffirms this concept: “Whatever a man sows, that shall he also reap.”
I want to focus on a beautiful and precious seed we can sow in marriage: trust.
We can define this word as allowing us to believe in our partner and implying faith in that person.
Trust is one of the most essential foundations in the marital relationship because it helps the marriage be solid and healthy. Trust in marriage assures us that our partner will not fail us, nor will we fail him.
Where there is trust, there are no hidden things, such as cell phone passwords or bank cards; there are no mistakes, no weaknesses, and no fear of my partner’s reaction or criticism. Therefore, having trust in marriage, we develop excellent and fluid communication, in which we can admit our mistakes and forgive each other because we talk about it without fear of my partner’s criticism and pointing out.
If I want that plant called “trust” to grow strong, I must avoid everything affecting its growth, such as lack of honesty, not accepting when I am wrong, and always pointing out my partner’s mistakes.
Let us always remember what Galatians 6:7b,9b says: “Whatsoever a man soweth, that shall he also reap. We shall reap in due season if we do not lose heart. Considering the above, if I sow trust in my marriage, there will be the fruit of trust at harvest time.
Matrimonio
Venciendo la tentación del adulterio
Publicado
3 meses antesel
05/06/2024Por
Paloma OrtegaUn mal que no respeta clases sociales, valores, ni principios, sólo llega y arrasa con todo lo que se ha construido en pareja
Ningún argumento es suficiente cuándo se es tentado por el adulterio, aquí ninguna justificación tiene lugar.
El adulterio es el arma más mortífera que un ser humano puede experimentar, pues se mata la confianza, el autoestima y en el peor de los casos el deseo de vivir, además de que se involucra a todos los miembros de la familia, quienes sin quererlo son arrastrados a sufrir las consecuencias.
Vi de cerca en la vida de mi madre, al haber sido víctima de este mal, la mutilación de su deseo por vivir, pues había puesto su confianza en el hombre que amaba, así como la esperanza de mantener una familia.
Cuando hemos vivido de cerca este mal, nos damos cuenta de que no respeta clases sociales, valores, ni principios, sólo viene y arrasa con todo lo que a lo largo de los años una pareja puede construir.
El blanco de esta arma mortífera es sin duda la familia que cae en un caos total. Si Dios no se hace presente, esas ruinas serán difíciles de reconstruir.
El acumulamiento del rencor se extiende a los hijos, afectando su confianza para entablar relaciones saludables con sus futuros cónyuges. La mente puede volar, pero el sentido común permite que todo pensamiento perturbador sea eliminado.
“Cuando ustedes sean tentados a hacer lo malo, no le echen la culpa a Dios, porque él no puede ser tentado, ni tienta a nadie a hacer lo malo”
Santiago 1:13
Overcoming the temptation of adultery
An evil that does not respect social classes, values, or principles; it just comes in and sweeps away everything that has been built as a couple
No argument is sufficient when tempted by adultery; no justification has any place here.
Adultery is the most deadly weapon that a human being can experience because it kills trust, self-esteem, and, in the worst case, the desire to live, besides involving all the members of the family, who are unwittingly dragged to suffer the consequences.
I saw firsthand in the life of my mother, having been a victim of this evil, the mutilation of her desire to live because she had placed her trust in the man she loved, as well as the hope of maintaining a family.
When we have lived closely with this evil, we realize that it does not respect social classes, values, or principles; it just comes and devastates everything that, over the years, a couple can build.
The target of this deadly weapon is undoubtedly the family, which falls into chaos. If God is not present, these ruins will be challenging to rebuild.
The accumulation of resentment extends to the children, affecting their confidence to enter healthy relationships with their future spouses. The mind may fly, but common sense removes all disturbing thoughts.
“When you are tempted to do wrong, do not blame God, for he cannot be tempted, nor does he tempt anyone to do wrong”
James 1:13.
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