“Pero Jesús les dijo: Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino del cielo pertenece a los que son como estos niños”
Mateo 19:14
Pensar en los niños, es pensar en muchas cualidades. Su mente vuela a la velocidad de la luz, sus ocurrencias, elocuencia y sinceridad no tienen freno.
Ellos viven despreocupados porque saben que papá y mamá cuidan de ellos. Me gustaría afirmar que este es el caso de todos, sin embargo, tristemente, la realidad es muy diferente.
Sabías qué, México ocupa el primer lugar en abuso sexual infantil con 5.4 millones de casos por año y que durante el confinamiento provocado por la pandemia de Covid-19, se registró un incremento de casos de violencia contra menores de edad
Hoy en día, los niños representan un segmento de la población con amenazas de diferente índole en su contra, pero ¿quién está ahí para defender aquello que está en lo secreto? ¿hay alguien que esté escuchando sus voces o el ruido de nuestra propia vida y actividades son demasiado ruidosas que sólo percibimos lo que nos afecta directamente a nosotros? Ninguno de los niños está exento de recibir los derechos que le corresponden, aunque la realidad es que hoy en día sólo un porcentaje de ellos goza de derechos como si fuesen privilegios.
Children have a right to be cared for
“Jesus said, “Let the little children come to me, and do not hinder them, for the kingdom of heaven belongs to such as these.”
Matthew 19:14
Think on children is to think of many qualities. Their minds fly at the speed of light, their witticisms, eloquence and sincerity are unrestrained.
They live carefree because they know that mom and dad take care of them. I would like to affirm that this is the case for everyone, however, sadly, the reality is very different.
Did you know that Mexico ranks first in child sexual abuse with 5.4 million cases per year and that during the confinement caused by the Covid-19 pandemic, there was an increase in cases of violence against minors?
Today, children represent a segment of the population with threats of different kinds against them, but who is there to defend that which is in secret? Is there anyone listening to their voices or is the noise of our own lives and activities too noisy that we only perceive what affects us directly? None of the children are exempt from receiving the rights to which they are entitled, although the reality is that today only a percentage of them enjoy rights as if they were privileges.