Ícono del sitio Mujeres Visionarias

La naturaleza es armonía divina

Al crearla, el Señor pensó en cada uno de nosotros, a quienes pide cuidar siempre

Dios es perfección, armonía y amor, y con sabiduría ordenó la creación de todo cuanto existe. Su poder y majestuosidad se manifiestan por medio de la naturaleza, misma a la que controla.

En Mateo 8:26 él les dijo: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza”.

Al crearla, Dios pensó en cada uno de nosotros, todo fue destinado al hombre y a través del entendimiento divino le hace comprender su creación, la cual se deriva de su amor y bondad.

La naturaleza divina, obra de Dios, nos prueba su existencia. 

“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.

Romanos 1:20

La naturaleza fue administrada con santidad y justicia para que fuera el hogar de la humanidad, a la cual Dios encomendó su cultivo y cuidado. 

La tierra no nos pertenece a nosotros, ¡le pertenece a Dios!

Es un regalo que él nos da, un hogar que compartimos con el resto de la creación, sin embargo, este regalo conlleva una responsabilidad, más allá de la que tienen las personas que se dedican a analizar el deterioro de ella y de buscar la manera de cuidar nuestro planeta, de preservarla para las generaciones futuras.

La orden de “gobernar” la tierra significa que tenemos la obligación de cuidarla no sólo de tener autoridad absoluta sobre ella, pues la naturaleza es un recurso del que todos los humanos nos beneficiamos por eso evitemos abusar de ella.


Nature is divine harmony

In creating it, the Lord thought of each one of us, whom he asks to take care of always

God is perfection, harmony and love, and with wisdom, He ordered the creation of all that exists. His power and majesty are manifested through nature, which he controls.

In Matthew 8:26, he said to them, “Why are you fearful, O ye of little faith? Then he arose and rebuked the winds and the sea, and there was a great calm.

In creating it, God thought of each of us, everything was destined for man, and through divine understanding, he makes him understand his creation, which derives from his love and goodness.

The divine nature, God’s work, proves to us his existence. 

“For the invisible things of him, his eternal power and deity, are made visible from the creation of the world, being understood through the things that are made, so that they are without excuse.”

Romans 1:20

Nature was administered with holiness and justice to be the home of humankind, to whom God entrusted its cultivation and care. 

The earth does not belong to us; it belongs to God!

It is a gift that he gives us, a home that we share with the rest of creation; however, this gift carries a responsibility beyond that of the people who are dedicated to analyzing the deterioration of it and seeking ways to care for our planet, to preserve it for future generations.

The order to “govern” the earth means that we should take care of it, not only to have absolute authority over it, because nature is a resource from which all humans benefit, so let us avoid abusing it.

Salir de la versión móvil