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La importancia de comer en familia

Ya lo dicen los estudios, comer en familia por lo menos una vez al día trae múltiples beneficios

La hora de compartir los alimentos en una familia es sumamente importante pues es cuando se reúnen todos los miembros que la integran. Comer juntos trasciende mas allá de lo que comemos, ya que implica estados de gozo, de agradecimiento por estar vivos, por tener sustento y de la capacidad de relacionarnos.

Estudios demuestran los grandes beneficios de comer en familia por lo menos una vez al día, crear un espacio para comunicarse y saber que está pasando en las vidas y rutinas de todos.

Particularmente a los niños y adolescentes que comen en familia se ha visto que aprenden a comer de manera mas saludable pero, ademas tienen un riesgo disminuido de desarrollar un desorden alimenticio, tienen mejor autoestima y aprenden a crear vínculos duraderos.

Es por esta razón que las comidas y cenas tienen una importancia vital e incluso sagrada al tener comunión unos con otros, iniciar con una oración para bendecir los alimentos y terminar con una oración de agradecimiento por tener comida para subsistir.

No permitamos que el estrés y la apresurada vida actual nos priven de convivir con nuestra familia y recordemos que en esencia, el sustento de la vida proviene de Dios.

Deuteronimio 8:10: “Cuando hayas comido hasta quedar satisfecho, asegúrate de alabar al Señor tu Dios por la buena tierra que te ha dado”.

The importance of eating as a family

Studies already say it, eating as a family at least once a day brings multiple benefits

The time to share food in a family is significant because it is when all the family members get together. Eating together transcends beyond what we eat, as it implies states of joy, gratitude for being alive, sustenance, and the ability to relate to each other.

Studies show the great benefits of eating together as a family at least once a day, creating a space to communicate and know what is happening in everyone’s lives and routines.

Children and adolescents who eat as a family have been shown to learn to eat healthier, but they also have a decreased risk of developing an eating disorder, have better self-esteem and learn to create lasting bonds.

For this reason, lunches and dinners have vital and even sacred importance as we commune with one another, begin with a prayer to bless the food and end with a prayer of thanksgiving for having food to sustain us.

Let us not allow stress and today’s hurried life to deprive us of fellowship with our family and remember that, in essence, the sustenance of life comes from God.

Deuteronomy 8:10: “When you have eaten your fill, be sure to praise the Lord your God for the good land He has given you.”

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