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Enid Almanzar

Embajadora global de One Hope que pone la palabra de Dios en las manos de los niños del mundo

Con el lema “La palabra de Dios en cada niño” Enid Almanzar a recorrido el mundo como parte de la organización One Hope, de la que es embajadora global.

Nacida en Puerto Rico, pero criada en Nueva York, desde los 15 años de edad Enid ha seguido los pasos de Dios, quien la llamó a su ministerio tras ciertas dificultades que la hoy pastora vivía mientras crecía al lado de su madre y la pareja de esta.

Nuestra visionaria de enero nos cuenta que, al nacer con problemas del corazón, su mamá decidió llevarla a Nueva York en busca de mejores condiciones médicas, dejando a su padre en la isla.

Esta situación y la nueva relación de su madre la hizo mantener un enojo con Dios, pues además tenían dificultades para tener comida en la mesa o ropa para ir a la escuela, además que padecía bulliyng en la escuela.

Fue entonces y ante la rebeldía que comenzaba a expresar que su mamá la envió a un retiro, lugar en el que por primera vez escuchó el llamado del Señor.

“Desde que entré al edificio sentí una presencia, pero diferente, era la presencia de Dios, yo la vi, la gente estaba hablando en lenguas, estaban cayendo en espíritu, era algo muy raro que yo nunca experimenté”, nos cuenta.

Sin embargo, a su regreso a casa todo seguía igual y no fue hasta que una amiga le regaló “el libro de esperanza de la vida de Jesús” (La Biblia) que por fin pudo conocer la vida de Dios y sus sacrificios.

Y aunque ya intentaba saber más acerca de la palabra, la joven Enid siguió con su vida y sus planes de ser abogada, hasta que en el último año de la universidad acudió a un campo de jóvenes donde fue voluntaria y conoció los programas que la acercaron al cristianismo, por lo cual dejó la escuela de leyes de la Universidad de Nueva York e inició con la teología.

Dejar el derecho y convertirse en promotora de la palabra, dice Enid, no fue idea suya, “no fue plan mío… el Señor me dio esa semilla para decir, te estoy preparando”. Fue entonces que Cristo la llevó de la mano por el camino de la evangelización.

One Hope

Antes de la pandemia por Covid-19, menciona, comenzó su pasión por el ministerio internacional.

Fue entonces que llegó a One Hope, un ministerio de evangelización global que se enfoca en poner Biblias y escrituras en manos de niños, “la misión es muy sencilla, la Palabra de Dios en cada niño”.

Informa que esta organización “fue fundada por una familia de misioneros de las asambleas de Dios, y el fundador desde pequeño era evangelista, iba a diferentes partes del mundo para predicar y para fundar iglesias, y en el año 1987 el Señor le dio un sueño, en el que le mostró al enemigo atacando a la próxima generación”, es así que comenzó la labor de la organización sin fines de lucro.

Ahora Enid Almazar es embajadora global de One Hope y se encarga de crear programas y relaciones a nivel global a través de compañías de comunicación masiva, en las que incluso hay misioneros digitales que llevan el mensaje por todo el mundo.

Esta labor la comparte con su esposo y sus hijos, con quienes asegura comprendió el verdadero amor.

“Ese amor para un hijo me ayudó a entender ese amor que el Señor tiene para nosotros como padres… es ese amor inagotable que permanece, incondicional”, dice sobre ese sentimiento que espera compartir con otras mujeres a quienes les manda un mensaje.

“No tengan miedo, el Señor no hizo error cuando nos creó como mujeres, él supo que el mundo necesitaba mujeres poderosas, mujeres de visión, que iban a ser valientes… no tengan miedo, no se rindan”.


Enid Almanzar

One Hope Global Ambassador putting God’s word into the hands of the world’s children.

With the motto “The Word of God in every child,” Enid Almanzar has traveled the world as part of the One Hope organization, of which she is a global ambassador.

Born in Puerto Rico but raised in New York, since she was 15 years old Enid has followed the steps of God, who called her to his ministry after certain difficulties that the current pastor experienced while growing up with her mother and her mother’s partner.

Our January visionary tells us that, when she was born with heart problems, her mother decided to take her to New York in search of better medical conditions, leaving her father on the island.

This situation and her mother’s new relationship made her angry with God, because they also had difficulties to have food on the table or clothes to go to school, and she also suffered bullying at school.

It was then, and in the face of the rebellion she began to express, that her mother sent her to a retreat, a place where she heard the call of the Lord for the first time.

“From the moment I entered the building I felt a presence, but different, it was the presence of God, I saw it, people were speaking in tongues, they were falling in spirit, it was something very strange that I had never experienced,” she tells us.

However, when she returned home, everything was the same and it was not until a friend gave her “the book of hope of the life of Jesus” (The Bible) that she was finally able to learn about the life of God and his sacrifices.

And although she was already trying to learn more about the word, young Enid continued with her life and her plans to be a lawyer, until in her last year of college she went to a youth camp where she volunteered and learned about the programs that brought her closer to Christianity, so she left law school at New York University and began studying theology.

Leaving law and becoming a preacher, Enid says, was not her idea, “it was not my plan… the Lord gave me that seed to say, I am preparing you.” It was then that Christ led her by the hand on the path of evangelization.

One Hope

Before the Covid-19 pandemic, she says, her passion for international ministry began.

It was then that he came to One Hope, a global evangelization ministry that focuses on putting Bibles and scriptures in the hands of children, “the mission is very simple, the Word of God in every child.”

She reports that this organization “was founded by a family of missionaries from the Assemblies of God, and the founder was an evangelist since he was a child, he went to different parts of the world to preach and found churches, and in 1987 the Lord gave him a dream, in which he showed him the enemy attacking the next generation,” and this is how the work of the non-profit organization began.

Now Enid Almazar is a global ambassador for One Hope and is in charge of creating programs and relationships at a global level through mass communication companies, in which there are even digital missionaries who carry the message around the world.

She shares this work with her husband and her children, with whom she says she understood true love.

“That love for a child helped me understand that love that the Lord has for us as parents… it is that inexhaustible love that remains, unconditional,” she says about that feeling that she hopes to share with other women to whom she sends a message.

“Do not be afraid, the Lord did not make a mistake when he created us as women, he knew that the world needed powerful women, women of vision, who were going to be brave… do not be afraid, do not give up.”

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