La médica periodoncista obra a través de Dios, quien le dio la confianza para contener a cientos de pacientes durante la era del Covid
Recordar el inicio de la pandemia por Covid-19 nos trae memorias de días de pánico e incertidumbre por no saber qué pasaría con nosotros, nuestras familias y todo aquello por lo que habíamos trabajado a lo largo de la vida.
Sin embargo, hubo un grupo de personas que pese a estas dudas no decayó en su intento por mantener el bienestar de quien solicitara atención médica en esa etapa tan escabrosa de la humanidad, uno de esos casos es el de la médica periodoncista Patricia Córdova, quien armada de valor y la indumentaria necesaria para realizar su labor continúo atendiendo al resto de la población.
Carmen Patricia Córdova Samaniego, es una experimentada profesional de la salud, originaria de Madera, Chihuahua, quien dejó la docencia para encontrar en la medicina la manera de ayudar a quien más lo necesita.
“A mí me iba muy bien profesionalmente de todas las maneras, pero yo requería algo extra porque estaba yo muy vacía, entonces ahí fue donde conocí a Dios, conocí a Cristo y lo recibí de una manera increíble”, cuenta quien también tiene una licenciatura en nutrición y otra en teología.
Precisamente fue su confianza en Dios lo que la llevó a cumplir con su trabajo durante la emergencia sanitaria; mientras los demás intentaban quedarse en casa, ella enfrentaba la situación siendo parte del equipo de soporte principal de dentistas de Pensiones Civiles del Estado.
“Me quedé con todo el paquete de atender a toda la gente y atender a mi familia, atender conocidos, a toda la gente que tocaba darles servicio en sus casas, fue una temporada donde Dios trató conmigo tremendamente, fue cuando yo supe lo que era respirar”, platica a Visionarias.
No fue fácil
La mujer, fungió como intermediaria de Cristo con los cientos de pacientes que llegaban a ella, algunos de los cuales no corrieron con la suerte de salvar su vida, pues hemos de recordar que el virus se llevó a millones de personas alrededor del mundo.
La doctora Córdova Samaniego, al igual que sus compañeros, trabajaba turnos de 24 por 48 horas y comía lo que podía, aunque algunas veces no lo hacía por miedo a contagiarse y no seguir trabajando por la salud de los demás; ahora le da gracias a Dios por nunca haber contraído la enfermedad.
“Yo había visto cuando tomaba aire un bebé, pero no había visto cuando tanta gente se iba apagando”, comenta.
“El Covid me hizo más humana, más perceptiva al dolor de la gente, me hizo tener más cuidado con cada paciente que llega, porque Dios me lo está confiando, mi visión de la vida cambió tremendamente”, agrega.
“La experiencia me sirvió para tocar a la gente y que se dieran cuenta de que Dios existía y recibieran a Cristo en su corazón, ahí fue donde me di cuenta de que Dios me había preparado para este momento y me dio una fortaleza tremenda”, nos cuenta esta mujer, también sobreviviente de cáncer.
‘Ferviente seguidora de Dios’
Pero su valor y entrega para mantener la salud de los demás, así como la unidad y bienestar de su familia no serían posibles sin la mano de Dios, a quien se acercó cuando más lo necesitaba.
“Yo traía una necesidad espiritual, pero no la traía como bien ubicada”, así que después de un divorcio y no saber qué sería de ella, entró a la iglesia, de la cual salió transformada tras escuchar las oraciones y alabanzas de quienes ahí se encontraban.
En ese momento comenzó a sentir a Jesucristo, por lo que decidió hacer un curso en restauración espiritual y después estudiar teología, su última carrera, “a partir de ahí mi vida ha cambiado completamente, me he dedicado a lo que son las cosas de Dios… soy una ferviente seguidora de él”, nos dice la madre de dos hijos y abuela de dos nietas.
Predica con el ejemplo
Patricia nos deja claro que todos los días se levanta confiando en Dios, confianza que mantiene tanto en sus labores cotidianas como en aquellas actividades en las que comparte lo qué significa en ella la presencia del Señor.
Lo anterior la ha llevado a impartir conferencias sobre la mujer fronteriza en Europa y a participar en un proyecto para Netflix, el cual se encuentra detenido, pero que espera poder terminar.
“Cada mujer hacemos lo mejor que podemos desde nuestra trinchera…
todo lo que hemos vivido es para ser testimonio de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas”, testimonio que ella comparte a través de la radio, en un programa en el que igual que en esta entrevista comparte parte de su historia y que es transmitido todos los lunes a las 10:00 de la noche a través del 860 am.
Dr. Patricia Córdova
Periodontist physician works through God, who gave her the confidence to contain hundreds of patients during the Covid era
Remembering the beginning of the Covid-19 pandemic brings back memories of days of pa[1]nic and uncertainty for not knowing what would happen to us, our families, and all we had worked for throughout our lives.
However, despite these doubts, a group of people did not falter in their attempt to maintain the well-being of anyone who requested medical attention during that difficult stage of humanity. One of those cases is that of periodontist Patricia Córdova, who, armed with courage and the necessary clothing to carry out her work, continued to attend to the rest of the population.
Carmen Patricia Córdova Samaniego is an experienced health professional, originally from Madera, Chihuahua, who left teaching to find in medicine the way to help those who need it most.
“I was doing very well professionally in every way, but I needed something extra because I was very empty, so that’s where I met God, I met Christ and I greatly received him,” says the woman who also has a degree in nutrition and another in theology.
It was precisely her trust in God that led her to do her job during the health emergency; while the others tried to stay at home, she faced the situation by being part of the central support team of dentists of Pensiones Civiles del Estado.
“I was left with the whole package of taking care of all the people and taking care of my family, taking care of acquaintances, all the people who had to give them service in their homes, it was a season where God dealt with me tremendously, it was when I knew what it was to breathe,” she tells Visionarias.
It was not easy
The woman served as Christ’s intermediary with the hundreds of patients who came to her, some of whom were not lucky enough to save their lives, as we must remember that the virus took millions of people around the world.
Dr. Córdova Samaniego, like her colleagues, worked 24-hour shifts for 48 hours and ate what she could, although sometimes she did not do so for fear of becoming infected and not continuing to work for the health of others; now she thanks God for never having contracted the disease.
“I had seen when a baby was getting air, but I hadn’t seen when so many people were dying,” she says.
“Covid made me more human, more perceptive to people’s pain, it made me more careful with each patient who comes in because God is entrusting him to me, my vision of life changed tremendously,” she adds.
“The experience helped me to touch people and make them realize that God existed and that they received Christ in their hearts, that’s when I realized that God had prepared me for this moment and gave me tremendous strength,” says this woman, also a cancer survivor.
A fervent follower of God
But her courage and dedication to maintaining the health of others, as well as the unity and well-being of her family would not be possible without the hand of God, whom she approached when she needed him most.
“I brought a spiritual need, but I didn’t bring it as well located”, so after a divorce and not knowing what would become of her, she entered the church, from which she came out transformed after listening to the prayers and praises of those who were there.
At that moment she began to feel Jesus Christ, so she decided to take a course in spiritual restoration and then study theology, her last career, “there my life has changed completely, I have dedicated myself to the things of God … I am a fervent follower of him,” says the mother of two children and grandmother of two granddaughters.
Leading by example
Patricia makes it clear that she gets up every day trusting in God, a trust that she maintains both in her daily work and in those activities in which she shares what the presence of the Lord means to her.
This has led her to give conferences on border women in Europe and to participate in a project for Netflix, which is currently on hold, but which she hopes to finish.
“Every woman does the best we can from our trench….. everything we have lived through is to be a testimony of what God has done in our lives”, a testimony that she shares through the radio, in a program in which, as in this interview, she shares part of her story and which is trans[1]mitted every Monday at 10:00 p.m. on 860 am.