Descubre el proceso en el que las hijas de Dios debemos avanzar
Por: Angélica Sosa
La vida entera de Jesús, aun en su niñez, es de gran enseñanza para nosotros, incluso los momentos narrados en las escrituras sobre la temprana edad de nuestro Señor son una gran motivación para los infantes de nuestra generación.
Como madres nos enfocamos en ser intencionales para que nuestros hijos sean formados de manera que puedan crecer sanos física y espiritualmente, este punto es importante al grado de que cada uno de ellos encuentre gracia delante de todos los que les rodean, especialmente delante de Dios.
Pero ¿cómo y qué podemos aprender de la temprana vida de Jesús sobre la tierra?
Crecer en conocimiento y gracia siempre tiene que ver con el proceso en el que los hijos de Dios debemos avanzar. Proceso de fortaleza, de relación íntima con él, de obediencia a su palabra y principios que llegan a formar un estilo de vida en cada una de nosotras.
En este sentido, crecer simplemente significa “aumentar”, es decir, donde esté la estatura de nuestra fe, de nuestra entrega, de nuestro compromiso y obediencia, aumentamos el potencial y crece nuestra estatura espiritual.
Así es que, es vital para nuestra siguiente generación, que seamos mujeres que crecen en madurez y fe, y al mismo tiempo que podamos tener la gracia que a Dios le agrada y que atrae a muchos a sus pies.
Entender que cada una de nosotras somos piezas claves para que las nuevas generaciones agraden el corazón de Dios, lo cual será una bendición maravillosa.
Así que insistamos en hacer crecer nuestra estatura espiritual por medio de la gracia que nos ha sido concedida.
Growing in stature and grace
Discover the process in which we, daughters of God, must move forward.
By: Angélica Sosa
The entire life of Jesus, even in his childhood, is of excellent teaching for us; even the moments narrated in the scriptures about the early age of our Lord are a great encouragement to the infants of our generation.
As mothers, we focus on being intentional so that our children are formed to grow up physically and spiritually healthy; this point is essential to the extent that each of them finds grace before all those around them, especially before God.
But how and what can we learn from Jesus’ early life on earth?
Growing in knowledge and grace always has to do with the process in which the children of God must advance. A method of strength, of intimate relationship with him, of obedience to his word and principles that come to form a way of life in each of us.
In this sense, to grow simply means “to increase,” that is to say, where the stature of our faith, our surrender, our commitment and our obedience is, we increase the potential, and our spiritual stature grows.
So, it is vital for our next generation that we are women who grow in maturity and faith, and at the same time, we can have the grace that pleases God, and that attracts many to his feet.
Understand that we are critical pieces for the new generations to please God’s heart, which will be a tremendous blessing.
So let us insist on growing our spiritual stature through the grace that has been granted to us.