A través de la UACJ, durante 40 años Gaby Acosta se ha dedicado a llevar programas de ayuda a las zonas más necesitadas de Juárez
“Una mujer que no tiene límites, una mujer que ve más allá de los obstáculos, que puede resolver problemáticas y que tiene todo por delante”, es la descripción que hace Gaby Acosta de una mujer visionaria, un concepto en el que sin duda ella misma cabe.
Gabriela Acosta Camacho, es una trabajadora social de profesión que a lo largo de 40 años ha estado inmiscuida en los asuntos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), su alma mater e institución que le ha dado la oportunidad, no sólo de ser su representante ante otras instituciones o dependencias importantes, sino de ayudar a quienes más lo necesitan.
Gaby nació en la Ciudad de México y desde muy pequeña vino a vivir a esta frontera, donde fue parte del Colegio Latinoamericano Teresiano. “Fue una etapa muy bonita de mi vida que me marcó definitivamente para posteriormente escoger esta carrera (Trabajo Social)… en el Teresiano nos inculcaron el amor al prójimo”, nos comparte quien creció dentro de un entorno familiar muy unido y que ahora es madre de dos hijas, Sophia y Regina.
La universidad, un nuevo comienzo
Fue por lo anterior que a la hora de elegir una carrera, sin dudarlo, Gaby decidió por Trabajo Social, donde conoció la “parte sensible del ser humano”, comenta.
Fue por su interés y ganas de comenzar a ayudar que en 1983 la universidad le dio la oportunidad de trabajar en la planta docente de la misma, impartiendo materias como comunidad. También fue investigadora de medio tiempo y posteriormente asistente académico-administrativa.
Acosta Camacho, quien tiene una especialidad en terapia del habla, actualmente imparte la clase de dinámicas y técnicas de grupo.
Sin embargo, no todo ha ocurrido dentro de un salón de clases, en estos 40 años, Gaby representó a la UACJ en la Ciudad de México, donde se encargó de coordinar, ser enlace y gestora ante dependencias federales e instancias de educación superior como la SEP, Conacyt, Anuies, Conade, UNAM, ITAM, UAM, entre otras.
“Yo tuve otra visión de lo que era realmente la universidad, tuve la posibilidad de realizar varias gestiones ante dependencias de educación superior, de gobierno”, agrega.
Cercana a la comunidad
A su regreso a esta ciudad siguió apoyando a la escuela, pero ahora como coordinadora general de Relaciones Públicas, trabajo que realizó durante dos administraciones; en ese lapso uno de sus logros fue el traslado de bibliotecas completas a esta frontera, entre ellas la de Carlos Montemayor, también gestionó las ventas de los libros de la UACJ en librerías de prestigio.
“Creo que Dios me colocó en el lugar en el que yo tenía que estar”, menciona.
Actualmente, se sigue desarrollando desde la subdirección de Servicio Social y Acción Comunitaria de la dirección general de Extensión y Servicios Estudiantiles de la UACJ, donde tiene la oportunidad de realizar y coordinar junto con estudiantes del área de servicio social proyectos de acercamiento con las comunidades más vulnerables y necesitadas de la ciudad.
A estas comunidades llevan brigadas multidisciplinarias, donde ofrecen servicios de salud, educativos y culturales. Acercan ferias de salud a primarias y secundarias ubicadas en zonas marginadas e imparten pláticas informativas de temas de prevención de bullying, conducta y valores.
También reúnen a los menores en círculos de lectura, en los que tratan de mejorar su comprensión, gusto y cultura. Destinan programas de aprovechamiento académico por medio de asesorías de matemáticas a menores, y se comprometen en prevención de la deserción escolar de los mismos, motivando su desarrollo académico para en el futuro lograr ser universitarios.
Asimismo, en el tema de migración, coordina programas de ayuda humanitaria y acciones sociales, culturales, deportivas y de salud para las personas en situación de movilidad.
“Con un granito de arena hemos notado grandes cambios, la verdad es que ya son muchos años; 40 años dentro de esta institución y aún me dan ganas de seguir trabajando, siempre vamos descubriendo nuevos problemas, estos nunca terminan… nosotros cada día nos preparamos más, nos fortalecemos más para poder ayudar a toda la gente que nos necesita”, dice Gaby emocionada.
Rotaria de corazón
Pero no todo acaba aquí, nuestra entrevistada desde hace varios años también es una destacada miembro de la familia rotaria, a la cual ingresó como rotariana tras casarse con Jorge Mario Quintana Silveyra, quien ya pertenecía al club social.
Después presidió el Comité de Damas Juárez Oriente y actualmente es integrante del Club Juárez Conecta Transforma, con el que realiza actividades de voluntariado para apoyar a personas vulnerables, “cambiamos vidas”, menciona Gaby, para quien al parecer no es suficiente pues afirma que le gustaría “trabajar más por Ciudad Juárez”, para lo cual no se suelta de la mano de Dios.
“Sin Dios no soy nada, es mi fuerza, es mi motivación, es mi día a día, él es el que me ha guiado, me ha permitido, me ha dado la salud para hacer todo lo que hago, él es todo para mí”, concluye la mujer que en cuatro décadas de trayectoria ha logrado cambiar la vida de cientos de personas en esta frontera.
Change the lives of the most vulnerable
Through the UACJ, for 40 years, Gaby Acosta has been dedicated to bringing relief programs to the neediest areas of Juárez
“A woman who has no limits, a woman who sees beyond obstacles, who can solve problems and who has everything ahead of her” is Gaby Acosta’s description of a visionary woman, a concept she undoubtedly fits.
Gabriela Acosta Camacho is a social worker by profession who, for 40 years, has been involved in the affairs of the Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), her alma mater and the institution that has allowed her not only to be its representative before other institutions or important agencies but also to help those who need it most.
Gaby was born in Mexico City and came to live on this border very young, where she was part of the Teresian Latin American School. “It was a wonderful stage of my life that marked me to later choose this career (Social Work)… in the Teresiano they instilled in us the love for our neighbor”, shares who grew up in a very close family environment and is now the mother of two daughters, Sophia and Regina.
University, a new beginning
It was for this reason that when it came time to choose a career, Gaby decided without hesitation to choose Social Work, where she learned about the “sensitive side of the human being,” she says.
Because of her interest and desire to start helping that, in 1983, the university allowed her to work on its faculty, teaching subjects such as community. She was also a part-time researcher and later an academic-administrative assistant.
Acosta Camacho, who specializes in speech therapy, teaches group dynamics and techniques.
However, not everything has happened inside a classroom; in these 40 years, Gaby represented the UACJ in Mexico City, where she was in charge of coordinating, being liaison and manager before federal agencies and instances of higher education such as the SEP, Conacyt, Anuies, Conade, UNAM, ITAM, UAM, among others.
“I had another vision of what the university was really about; I had the opportunity to make several arrangements with higher education and government agencies,” she adds.
Close to the community
Upon her return to this city, she continued to support the school, but now as general coordinator of Public Relations, a job she did for two administrations; during that time, one of her achievements was the transfer of entire libraries to this border, among them Carlos Montemayor’s. She also managed the sales of UACJ books in prestigious bookstores.
“I think God put me where I had to be,” he says.
Currently, he continues to develop from the sub-directorate of Social Service and Community Action of the general direction of Extension and Student Services of the UACJ, where he has the opportunity to carry out and coordinate together with students of the social service area projects of approach with the most vulnerable and needy communities of the city.
They take multidisciplinary brigades to these communities, offering health, educational and cultural services. They bring health fairs to be primary and secondary schools in marginalized areas and give informative talks on bullying prevention, behavior and values.
They also bring together children in reading circles to try to improve their understanding, taste and culture. They also provide academic achievement programs through math tutoring for children. They are committed to preventing them from dropping out of school and motivating their intellectual development so that they can become university students in the future.
Likewise, in migration, it coordinates humanitarian aid programs and social, cultural, sports and health actions for people in mobility situations.
“With a little grain of sand, we have noticed great changes; the truth is that it has been many years, 40 years in this institution, and I still want to keep working; we are always discovering new problems; these never end … every day we prepare ourselves more, we get stronger to help all the people who need us,” says Gaby excited.
Rotarian at heart
But it doesn’t end there. Our interviewee has also been a member of the Rotary family for several years, joining as a Rotarian after marrying Jorge Mario Quintana Silveyra, who already belonged to the club.
She later chaired the Juárez Oriente Ladies Committee and is currently a member of the Juárez Conecta Transforma Club, with which she carries out volunteer activities to support vulnerable people, “we change lives,” says Gaby, for whom it is not enough because she says she would like to “work more for Ciudad Juárez,” for which she does not let go of her commitment.