Una particularidad del ser humano que deja de ser un concepto para convertirse en una acción consumada
La palabra bondad tiene muchos sinónimos: amor, servicio, caridad… pero, yo prefiero utilizar la fuerza de la misma palabra, porque bondad es un verbo activo, el ser bondadoso requiere acción; es algo que tanto ustedes como yo podemos practicar, porque es la reacción inmediata a un impulso del pensamiento y de los sentimientos que nos lleva a acciones concretas.
La bondad se puede demostrar de muchas maneras. En esencia, deja de ser un concepto para convertirse en una acción consumada. Por eso Jesús insistía tanto a sus seguidores que “una fe sin obras” se convertía en una doctrina muerta.
Mis ejemplos favoritos de bondad son los que manifestó nuestro Señor Jesucristo. Él dedicó su ministerio a buscar al fatigado, “a los que estaban cansados y agobiados por las circunstancias de la vida”; al enfermo, al pobre, a la viuda que sufría y tenía hambre; al huérfano que resentía la ausencia de sus padres y al solitario para ser benévolo con ellos. Y más aún, mostró la bondad con el hombre y la mujer pecadores.
La compasión es otro signo delator de las personas de gran corazón. Ser capaces de ponerse en el lugar de los demás, desear que estén libres de sufrimiento y sentir la responsabilidad de hacer algo por ellos son algunos de los maravillosos actos que los identifican.
Los compasivos y los bondadosos son personas que se nutren del amor, pero entendido este desde su concepto más amplio, ese que se otorga de manera desinteresada, sin esperar nada a cambio y sintiendo a su vez el bienestar más absoluto. Se trata de un genuino deseo que nace desde lo más profundo y que está, única y exclusivamente, dirigido a hacer el bien.
La bondad y la compasión, al igual que la piedad, se logran a través de acciones, se activan a través de ejercicios espirituales simples que se van haciendo comunes y profundos.
El ser humano que ha abrazado la doctrina de Jesús experimenta un deseo profundo de aplicar las virtudes del corazón como una forma de vida.
Las buenas personas son artífices del amor más genuino y sincero que podamos llegar a encontrar. Tesoros que apreciar y cuidar desde lo más profundo de cada uno de nosotros.
Kindness: the action of the heart
A particularity of the human being that ceases to be a concept to become a consummate action.
The word kindness has many synonyms: love, service, charity… but, I prefer to use the strength of the word itself because kindness is an active verb, being kind requires action; it is something that both you and I can practice because it is the immediate reaction to an impulse of thought and feelings that leads us to concrete actions.
Kindness can be demonstrated in many ways. In essence, it ceases to be a concept and becomes an accomplished action. This is why Jesus was so insistent to his followers that “a faith without works” became a dead doctrine.
My favorite examples of goodness are those manifested by our Lord Jesus Christ. He dedicated his ministry to seeking out the weary, “those who were tired and burdened by the circumstances of life”; the sick, the poor, the widow who was suffering and hungry; the orphan who resented the absence of his parents and the lonely to be kind to them. And even more, he showed kindness to sinful men and women.
Compassion is another telltale sign of big-hearted people. Being able to put oneself in the place of others, wishing them to be free from suffering, and feeling a responsibility to do something for them are some of the wonderful acts that identify them.
The compassionate and caring are people who are nourished by love but understood in its broadest concept, that which is given selflessly, without expecting anything in return and feeling in turn the most absolute well-being. It is a genuine desire that is born from the deepest and that is, solely and exclusively, aimed at doing good.
Kindness and compassion, as well as mercy, is achieved through actions, they are activated through simple spiritual exercises that become common and deep.
The human being who has embraced the doctrine of Jesus experiences a deep desire to apply the virtues of the heart as a way of life.
Good people are the architects of the most genuine and sincere love that we can find. Treasures to cherish and care for from the depths of each of us.