La muerte de tres de sus cuatro hijos, pese al dolor que esto significa, convirtió a Elisa Parga en una mujer fuerte y cercana a la palabra de Dios
¿Has oído la frase popular: Dios le da sus peores batallas a sus mejores guerreras?, si esto es verdad, entonces nuestra entrevistada es pieza importante en el Ejército que el Señor ha armado para pastorear al mundo.
En esta ocasión, Visionarias comparte el testimonio de vida de Elisa Parga de López, pastora cuya vida ha sido más que un valle de lágrimas, del cual ha sabido salir fuerte y convencida de ser una de las favoritas de Dios.
Primera luz del día
La difícil historia de Elisa comienza desde su nacimiento, cuando se enfrentó al rechazo de su padre, quien no aceptaba que su mujer trajera de nuevo al mundo a una niña.
La oriunda de Zoquite Guadalupe, Zacatecas, cuenta que, desde siempre Don Ángel, su padre, se mostró renuente a compartir con ella momentos de padre e hija, relegándola incluso del negocio familiar, el cual era atendida por su hermana, la favorita.
Su primera pérdida
En su edad adulta cuando creía que todo marchaba de maravilla, Elisa se enfrentó a su primera y dolorosa pérdida, la muerte de su hijo pequeño, a causa de una meningitis provocada por paperas.
Hugo Vladimir tenía apenas 5 años y perdió la batalla luego de permanecer en coma, lo que obviamente dejó a nuestra entrevistada totalmente devastada.
Asegura que no mostraba su dolor ante los demás, lloraba cuando sus hijos y esposo estaban dormidos o se iban a la escuela o el trabajo.
Llegaba del funeral de su madre
Cinco años después muere en un accidente vehicular José Germain, el segundo de sus hijos a los 22 años de edad, lo cual ella supo al llegar directamente al velorio procedente del funeral de su madre, quien había perdido la vida días antes.
Elisa cuenta que llegó a la central procedente de su natal Zacatecas, pero contrario a lo que ella esperaba, un médico amigo de la familia ya la esperaba para con “engaños” poder sedarla y darle la terrible noticia.
Doce años después
“No se supera (el dolor), siempre está ahí, pero se aprende a vivir, no por mis fuerzas, creo que es la mano de Dios, Jesucristo que es Dios mismo, solamente por él he salido adelante, estoy de pie, estoy aquí dando testimonio, pero es por su gracia, porque lo que él manda, lo que él permite, él mismo se va a encargar de darle a uno la fortaleza”, asegura antes de contar que por increíble que parezca, 12 años después también tendría que despedirse de su tercer hijo.
Esta historia no es menos estremecedora que las dos anteriores, pues Yahel René, de 25 años, falleció tras una confusión, mientras sus padres se encontraban en el servicio dominical.
René fue acribillado y puesto en duda su nombre, por lo que sus padres se han encargado de dar su testimonio y limpiar el honor de quien también se encontraba cerca del camino de Dios.
Tras la muerte de tres de sus cuatro hijos, Elisa asegura que hubo momento en los que se enojó con el Señor, a quien llegó a reclamar las batallas que le tocó enfrentar, lo cual asegura que se vale, pues “Dios sabe de dolor y lo va a entender”.
Las personas cuando saben su historia de vida se sorprenden de lo doloroso que es, sin embargo, les dice, sobre todo a las que están sumidas en el dolor, que “no pierdan la fe en Dios, que no pierdan la fe en Jesucristo porque él es el único que nos da la fortaleza, la gracia y el favor para seguir adelante, que se afiancen a él”.
“Todas mis lágrimas Dios las tiene ahí guardaditas, ninguna se pierde”, agrega.
En una visión
La tranquilidad para esta Visionaria llegó a través de una visión, en la cual pudo ver y despedirse de sus hijos, no sólo los conocidos, sino aquellos que no lograron nacer.
“Jesucristo me mostró a mis tres hijos en una visión, elegantes, yo estaba hincada llorando y de repente alguien llega y me levanta de los brazos”, era René, él la levantó y le dio la oportunidad de ver a Dios y al resto de sus hijos amados.
Actualmente, Elsa es la abuela consentidora de dos niñas, hijas de su única hija, por quien ha salido adelante y de quien recibe el amor que sus hermanos ya no pudieron darle, a ella le dice que está de pie, “viendo para adelante, nada para atrás, hay que seguirle… soy servidora de Dios, yo le creo a él… soy la niña de sus ojos”, confía.
‘Here I am still standing’
The death of three of her four children, despite the pain, turned Elsa Parga into a strong woman close to the word of God
Have you heard the famous phrase: God gives his worst battles to his best warriors? If this is true, our interviewee is an essential piece in the army the Lord has assembled to shepherd the world.
On this occasion, Visionarias shares the life testimony of Elisa Parga de López, a pastor whose life has been more than a valley of tears, from which she has emerged strong and convinced of being one of God’s favorites.
First light of day
Elisa’s complicated story begins at birth when she faces rejection from her father, who does not accept that his wife is bringing a baby girl into the world.
The native of Zoquite Guadalupe, Zacatecas, says that Don Angel, her father, was always reluctant to share father-daughter moments with her, even relegating her to the family business, which her sister, the favorite, ran.
Her first loss
In her adulthood, when she thought everything was going great, Elisa faced her first painful loss, the death of her youngest son due to meningitis caused by mumps.
Hugo Vladimir was only five years old and lost the battle after remaining in a coma, which devastated our interviewee.
She says she did not show her grief to others, crying when her children and husband were asleep or leaving for school or work.
She would come home from her mother’s funeral
Five years later, José Germain, the second of her sons, died in a car accident at the age of 22, which she learned upon arriving directly at the wake from her mother’s funeral, who had died a few days earlier.
Elisa says that she arrived at the funeral center from her native Zacatecas. A doctor friend was waiting for her to “trick” her into sedating before the terrible news.
Twelve years later
“You cannot overcome (pain), it is always there, but you learn to live, not by my strength. I believe it is the hand of God, Jesus Christ, who is God himself, and only because of him have I come forward. I’m here giving testimony, but it is by his grace because what he commands, he is going to take care of giving one strength,” she assures before saying that incredible as it may seem, 12 years later, she would also have to say goodbye to her third child.
This story is no less shocking than the previous two, as Yahel René, 25, died after a mix-up while his parents were at Sunday service.
René was riddled with bullets, and his reputation was questioned, so his parents took it upon themselves to give their testimony and clear the honor of one who was also close to God’s path.
After the death of three of her four children, Elisa assures that there were moments in which she became angry with the Lord, to whom she came to claim the battles she had to face, which she ensures that it is worth it because “God knows about pain and He will understand it.”
When people know her life story, they are surprised at how painful it is; however, she tells them, especially those who are in pain, “do not lose faith in God, do not lose faith in Jesus Christ because he is the only one who gives us the strength, grace and favor to move forward, that they take hold of him.”
“All my tears, God has them stored there; none of them are lost,” she adds.
In a vision
Peace of mind for this Visionary came through a vision in which she could see and say goodbye to her children, not only the known ones but also those who did not manage to be born.
“Jesus Christ showed me my three children in a vision, elegant; I was kneeling crying, and suddenly someone came and lifted me by my arms” it was Rene; he lifted her and allowed her to see God and the rest of her beloved children.
Currently, Elsa is the spoiled grandmother of two girls, the daughters of her only daughter, for whom she has moved forward and from whom she receives the love that her brothers could no longer give her. To her, she says that she is standing, “looking forward, nothing backward, we must follow Him… I am a servant of God, I believe in Him… I am the apple of His eye”, she confides.