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Aprendiendo a no discriminar

Nuestras diferencias nos hacen seres únicos y valiosos, y no deben ser pretextos de rechazo o separación

La aceptación es un principio ético que nos acerca entre seres humanos. Si no aceptáramos las diferencias naturales entre nosotros, no iniciaríamos el diálogo y la convivencia.

Aprender a no discriminar a las personas por razones de género, raza, cultura, apariencia y nivel socioeconómico es un paso indispensable para acercarnos como personas e iniciar procesos de conocimiento mutuo, aprendizaje, comunicación y comprensión mutua.

La discriminación va en contra de las Escrituras, pues éstas nos hablan del amor incondicional de Dios y de que somos seres únicos y valiosos, producto de la diversa e inconmensurable obra del creador.

Sin embargo, la aceptación de nuestros semejantes no implica necesariamente que estemos de acuerdo con sus ideas o acciones, sino que no estamos cerrados a la interacción con los demás a pesar de las diferencias y que estas no deben ser factores de separación,  incomunicación y juicio.

La unidad es una necesidad urgente en nuestros tiempos y no debemos perder la oportunidad de gozar de sus buenos frutos, a causa de la discriminación que es evidentemente una conducta equivocada y limitante.


Learning not to discriminate

Our differences make us unique and valuable beings and should not be pretexts for rejection or separation

Acceptance is an ethical principle that brings us closer to each other as human beings. If we did not accept our natural differences, we would not initiate dialogue and coexistence.

Learning not to discriminate against people for gender, race, culture, appearance and socioeconomic level is an indispensable step to bring us closer and initiate processes of mutual knowledge, learning, communication and mutual understanding.

Discrimination goes against the Scriptures, which tell us of God’s unconditional love and that we are unique and valuable beings, products of the diverse and immeasurable work of the Creator.

However, acceptance of our fellow beings does not necessarily imply that we agree with their ideas or actions, but rather that we are not closed to interaction with others despite our differences and that these should not be factors of separation, isolation and judgment.

Unity is an urgent need in our times. We should not lose the opportunity to enjoy its good fruits because of discrimination, which is a wrong and limiting behavior.

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